Damon
El viento helado barre el claro mientras me encuentro frente a Magnus. La luna ilumina la escena con una luz fría y cruel, proyectando sombras deformadas sobre el suelo cubierto de hojas muertas. Magnus está a unos metros de mí, su sonrisa carnosa revela colmillos de un blanco deslumbrante. Sus ojos brillan con un resplandor rojizo y malsano.
— ¿Estás finalmente listo para morir, Damon? se burla.
Siento el poder vibrar en mis venas, ardiendo bajo mi piel como una llama viva. Mi cuerpo está tenso, mis músculos vibran de energía cruda. Soy diferente. Más fuerte. Más rápido. La Luna me ha otorgado un poder que Magnus ni siquiera puede concebir.
— No, Magnus, digo con una voz baja y amenazante. Eres tú quien va a morir esta noche.
Magnus estalla en una risa ronca.
— ¿De verdad? ¿Crees que puedes detenerme, tú?
Extiende los brazos, y una ola de magia negra explota a su alrededor, retorciendo el aire y agrietando el suelo bajo nuestros pies. Sombras reptantes emergen del