Alina
El claro parece estrecharse a nuestro alrededor mientras Lilith avanza. Su silueta es una sombra en movimiento, deslizándose entre los árboles como una bruma envenenada. Sus ojos color sangre brillan en la penumbra, un contraste aterrador con su rostro pálido y perfecto.
Damon gruñe, su cuerpo tenso como un arco listo para romperse. Sus colmillos están afuera, su mirada dorada brillando de rabia.
— Nunca debió sentir el vínculo, murmuro.
— Lo sintió porque es real, replica Damon con una voz cortante. Sabe que somos más fuertes juntos.
Lucien se acerca, su rostro cerrado, los rasgos tensos por la presión.
— El ritual funcionó, pero también abrió una brecha en la magia. Ella lo usó para localizarlos.
— Es un error, susurra Damon.
— No, dice Lucien. Era inevitable.
Lilith se detiene a unos metros de nosotros. Su sonrisa es lenta, calculadora.
— ¿Realmente pensaban que este miserable ritual los iba a proteger?
Damon gruñe, su cuerpo se tensa mientras se coloca instintivamente frente