Alina
La tensión en el aire es palpable. Siento los latidos sordos de mi corazón resonar en mi pecho mientras sigo a Damon a través del laberinto oscuro del bosque. La luna ilumina débilmente el sendero, proyectando sombras movientes que parecen danzar a nuestro alrededor. Cada ruido, cada susurro de hoja parece amplificar la angustia que roe mis entrañas.
Damon camina delante de mí, su espalda ancha y tensa bajo la camisa oscura que lleva puesta. Sus hombros son rígidos, su postura felina, lista para saltar. Está concentrado, su mirada fija al frente. El olor del bosque se mezcla con el de la sangre, metálico. Sé que ya ha comenzado a preparar el terreno.
— ¿Estás seguro de tu plan? murmuro.
No disminuye la marcha, pero veo que sus dedos se tensan ligeramente.
— Dominic picará el anzuelo. No podrá resistir.
— ¿Y si sale mal?
Se detiene en seco, girándose hacia mí. Su mirada dorada brilla en la oscuridad, feroz e intensa.
— Entonces lo mataré.
Trago saliva con dificu