María José cerró los ojos por un momento, tratando de procesar la información.
Isaac miró a su alrededor, buscando una forma de explicar, pero las palabras simplemente no llegaban. Gabriel, en su inocencia, había desatado una cadena de emociones que Isaac no estaba preparado para manejar. No era solo la preocupación por María José, sino la incomodidad de sus propios sentimientos.
—Lo siento, María José, pero te prometo que mi intención no era molestarte—dijo Isaac, y su voz sonó más firme de lo que se sentía en ese instante—. Ahora, lo único que quiero es que Gabriel esté bien.
María José lo miró, aún en silencio, asimilando todo lo que acababa de escuchar. Y en ese momento, en medio de las palabras no dichas y las miradas llenas de preguntas, Isaac entendió que el futuro de su familia, y su relación con Eliana, ya no sería algo fácil de manejar.
La tensión en el apartamento era palpable, y mientras Isaac intentaba encontrar las palabras adecuadas para explicar la situación con Eliana