Los primeros días con Luna — así como Sol la llamaba — fueron llenos de sueños rotos, sonrisas y mucho amor. Sol estaba siempre con ella — le hablaba, le cantaba, le pasaba su juguete de lobo cuando lloraba. "Tranquila, Luna", decía Sol. "Yo estoy aquí."
Rosa venía todos los días para ayudarme a cuidar de las dos niñas. Me enseñaba a darle el pecho a Luna mientras Sol jugaba en el patio. "Mi madre me enseñó a cuidar de dos niños a la vez", dijo Rosa, riendo. "Es difícil, pero es el amor más grande del mundo."
Elena venía para coser ropa nueva para Luna — suéteres de lana, bodas con dibujos de luna. "Sol me dijo que Luna le gusta el color rosa", dijo Elena, mostrándome un suéter de rosa claro. "Así que lo hice de ese color."
Recuerdo nuevo — Me acordé de cuando mi madre cuidaba de mí y de mi hermanito. Estaba en el porche, y mi madre me tenía en sus brazos mientras le daba el pecho a mi hermanito. "Los dos me gustáis igual", me dijo mi madre. "El amor no se divide, se multiplica." Ahor