Madison se sorprendió al ver la similitud que ellos tenían, Santorini tuvo un momento de decepción y dolor, pero después regresó a ser el mismo.
— Para nuestra desgracia, si, él es mi hijo y me ha robado de la manera más vulgar que puedes pensar.
— ¡Yo no te he robado nada! Simplemente tomé lo que…
— Por derecho te corresponde, si — él movió la mano con indiferencia — ese cuento chino ya me lo sé, el problema aquí es que tú no te mereces nada; bien sabías que mi sucesión iba a pasar a manos de tu hermana, ella sí sabe lo que hace y no es un animal incivilizado, pero en fin, la culpa es mía por dejarte hacer lo que se te viniera en gana.
— Di que siempre me has odiado, que maldices que sea tu hijo.
— Nunca te he odiado y tampoco maldigo que seas mi hijo, me lamento haber permitido que las cosas se salieran tanto de control. A pesar de todo te quiero y es por eso que no te mate en cuanto te vi, pero tendrás que pagar por los errores que has cometido.
Charlie fue tomado a la fuerza por d