"¿Qué demonios hace aquí?…" El pensamiento reverberó en su mente mientras el pánico se apoderaba de ella, el corazón latiéndole tan fuerte que temió que Seth lo escuchara desde el muelle.
El bote chocó suavemente contra la madera, y el grupo bajó con movimientos torpes, el crujido de las tablas amplificando el silencio opresivo.
El grupo bajó con pasos vacilantes, las tablas del muelle crujiendo bajo sus pies mientras el peso de la presencia de Seth los aplastaba. Prissy, ajena al peligro al principio, esbozó una sonrisa y dio un paso adelante, sus brazos extendiéndose para abrazar a su hermano mayor. Pero se detuvo a medio camino, el gesto congelado al ver la amargura grabada en el rostro de Seth: los labios apretados en una línea dura, los ojos entrecerrados como si contuviera una tormenta.
—¿Qué pasa, Seth? —preguntó, su voz temblando, el tono infantil chocando con la hostilidad que llenaba el aire. Seth no le respondió. Su mirada oscilaba entre Ameline y Nataniel, la mano en la