Seth se sentó en la cabecera de la mesa de la sala de reuniones, mirando con cansancio a Reynolds y Garret, los que bien podría llamar sus mejores amigos, pero…
Dios, a veces no los soportaba ni un poco.
—Entonces, ¿el gran Seth Rinaldi es rechazado por la chica de sus sueños? —Reynolds rio burlonamente—. Pobrecito, ¿no, Garret?
—En efecto, uno pensaría que sabe conquistar mujeres, pero no, más bien parece que las espanta… ¿Qué fue eso de torturarla sin comida ni agua ni luz solar? Tsk, tsk. —Garret negó con la cabeza—. No es la mejor estrategia de conquista, Seth.
—Debiste preguntarme a mí, yo soy el experto. —Reynolds rio a carcajadas—. Aunque sabes… creo que hasta un niño de trece años te hubiera dicho que esa estrategia de conquista era mala idea, amigo mío.
—¿Quieren cerrar la boca? —gruñó, rodando los ojos—. Miren, eso es irrelevante para lo que les estoy pidiendo, solo quiero que usen sus contactos para acceder a la totalidad de las cámaras de la ciudad. Mi contacto en la alc