"Bianca ya volvió a la ciudad, estoy segura" Ameline pensó, sentada en el borde de su cama, el teléfono apretado en la mano como si fuera un salvavidas.
La foto del cabello, con el tono exacto de Bianca, seguía quemándole en la mente, una chispa de esperanza que apenas contenía su ansiedad.
Era tarde en la noche, y el silencio del grupo de chat la estaba volviendo loca. Cada pocos minutos, revisaba el teléfono, esperando una actualización de Laura, alguna señal de que había encontrado otra pista en el departamento de Claus, algo que confirmara que Bianca estaba allí, que el plan estaba funcionando. Pero los minutos se arrastraban, lentos y pesados, y el chat permanecía en un silencio inquietante. "¿Y si algo salió mal? ¿Y si Claus sospechó algo?" pensó, su corazón acelerándose con cada posibilidad oscura que se le cruzaba por la mente.
Se levantó, paseando por su habitación en la mansión, el suelo frío bajo sus pies descalzos. El reloj en la pared marcaba las 9:30 p.m., luego las 10