Ameline salió de la habitación con pasos rápidos, el eco de sus zapatos resonando en el pasillo de piedra fría. La puerta se cerró tras ella con un golpe seco, y el sonido pareció sellar la conversación con Bianca en un rincón de su mente que aún no estaba lista para procesar.
Frente a ella, Seth, Tucker y Marco esperaban, sus figuras recortadas contra la luz tenue del corredor. Seth la miró de inmediato, sus ojos buscando los de ella con una intensidad que la hizo sentir expuesta. Tucker, a su lado, mantenía su expresión neutral, mientras que Marco, con los brazos cruzados, le lanzó una mirada de impaciencia que no se molestó en disimular.
—Entonces, ¿qué dijo? —preguntó Seth, su voz baja pero cargada de expectativa, dando un paso hacia ella.
Ameline apretó los labios, sintiendo la presencia de Marco como una sombra incómoda.
—Yo... Quiero hablar contigo a solas —dijo, su tono firme aunque su corazón latía con fuerza. Ignoró el bufido de Marco y el leve movimiento de sus ojos en bl