No es mi hija...
El silencio de la mansión era opresivo, los resultados de la prueba de paternidad fueron entregados, y ya todos creían que Seth no era el padre del bebé de Ameline.
Y Ameline… estaba en su habitación, con su corazón latiendo con una mezcla de alivio y culpa que la desgarraba.
“Lo logré. Ahora todos creen que Nataniel es el padre, según los papeles. Estamos a un paso de la libertad” pensó, pero la victoria era amarga.
Todavía tenía que enfrentar a Seth…
La imagen de Seth la perseguía. Sabía que tenía que enfrentarlo, que no podía seguir escondiéndose, no podía acobardarse ahora.
¿Estaría muy enfadado? ¿O estaría… triste?... No sabía qué la hacía sentir peor…
“No puedo seguir evitando esto. Tengo que hablar con él” pensó, respirando hondo, sus manos temblando mientras se levantaba de la cama y salía con pasos decididos.
Caminó por los pasillos de la mansión, con el corazón latiendo tan fuerte que temía que alguien lo oyera. La oficina de Seth estaba un piso más arriba, al fin