El sol de la mañana del domingo bañaba la cafetería con una luz cálida, filtrándose a través de las grandes ventanas y reflejándose en las mesas de madera pulida. El aroma a café recién molido y croissants calientes llenaba el aire, mezclado con el murmullo de conversaciones y el tintineo de tazas.
Ameline, Prissy, Marta y Laura estaban sentadas en su rincón habitual, una mesa redonda cerca de la ventana, con un periódico abierto frente a ellas.
Las demás tristemente no habían podido ir por estar ocupadas.
La portada del periódico mostraba una foto nítida de Claus saliendo de un restaurante, su mano entrelazada con la de Laura, ambos sonriendose el uno al otro aun bajo las luces de los flashes. El titular, en letras grandes, rezaba:
"¿El heredero al fin sentará cabeza?"
Ameline, con el corazón latiendole con fuerza, observaba la imagen con una mezcla de satisfacción y cautela, casi sin poder creerlo.
Laura, con una sonrisa radiante, sostenía el periódico como si fuera un trofeo.