Seth había decidido que, si al final del día Ameline no lo quería, él iba a aceptarlo y la dejaría ir, pero no antes de pelear por ella.
Iba a luchar por enamorarla, iba a luchar para que ella lo perdonara, y empezaría ya no desconfiando de ella para nada.
Le demostraría que la vida a su lado no sería tan mala y… tal vez así ella dejaría de temerle, como Tucker dijo.
“¿En verdad me tienes tanto miedo, Ameline? ¿Me crees capaz de lastimarte?...”
Él nunca podría, incluso si ella probaba ser una genio criminal que sí tenía su reloj escondido, ya no podría hacerle nada, porque la amaba, porque prefería cortarse las manos antes que verla sufrir, antes de causarle sufrimiento otra vez…
Otra vez, porque ya le había causado sufrimiento antes, porque estúpidamente escuchó a Tucker y a Marco en no ser blando con ella, en tratarla como cualquier ladrona normal, en ignorar los sentimientos que ya tenía por ella incluso desde la primera noche que pasaron juntos cuando ella se entregó a él