Tucker jaló una silla y se sentó delante de Ameline.
—Sabes, realmente no me agradas —le dijo directamente, y Ameline frunció el ceño.
—El sentimiento es mutuo, pero eres mejor que Marco.
—Y tú eres mejor que Mindy.
—¿Mindy? —Alzó una ceja—. Oh, la recuerdo, se presentó a mi celda, ese pozo en el que me tenían antes, y me dijo que ella era la que se iba a casar con Seth y otras cosas que no me interesan.
Tucker alzó una ceja.
—Ni Seth ni yo sabíamos eso… ¿Te amenazó?
—Ya ni lo recuerdo, solo recuerdo que estaba loca. —Se sentó mejor en la camilla, suspirando—. ¿Por qué me dices esto?
Tucker se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas, su mirada fija en ella.
—Porque Seth es un hombre complicado, Ameline. Tiene muchos problemas, vive estresado todo el tiempo, y muchas veces no sabe cómo tratar con la gente. No es excusa, pero es la verdad. Pero… bajo todo ese peso, tiene un buen corazón. Ayuda a los necesitados, dona a orfanatos, protege a los suyos. Quiere