Ameline asintió ligeramente hacia Tucker y su mirada intrigada, indicándole que todo había salido según lo planeado, aunque su corazón latía con una mezcla de alivio y angustia.
Sin perder tiempo, se dirigió a la oficina de Seth, sabiendo que necesitaba contarle todo antes de que la duda o el cansancio la hicieran flaquear. Golpeó la puerta con firmeza, y cuando la voz de Seth llegó desde el otro lado, entró sin dudar, y él le preguntó rápidamente por los resultados.
—Bianca está dispuesta —dijo Ameline, su voz firme aunque agotada, mientras se detenía frente a Seth, que estaba sentado en una silla junto a una mesa llena de papeles y un mapa de la ciudad—. Dice que contactará a Froggs, que lo hará venir a buscarla. Cree que sí puede ayudarnos a capturarlo.
Seth alzó la mirada, sus ojos oscuros evaluándola con esa intensidad que siempre la ponía nerviosa. Asintió lentamente, inclinándose hacia adelante.
—Bien hecho —dijo, su tono aprobatorio pero contenido—. Esto es lo que haremos.