Capítulo 45. Mancha de infidelidad
La sala de la clínica permanece en silencio absoluto mientras la doctora termina de colocarse los guantes. El ambiente es denso, cargado de una tensión difícil de definir. Aria yace inconsciente sobre la camilla de nuevo, luego de abrir los ojos por un momento, con el pecho agitado, la piel cubierta de sudor y los labios resecos. Néstor no se aparta ni un segundo. Osman está justo a su lado, observando con creciente inquietud.
La doctora se acerca y examina nuevamente a Aria con movimientos rápidos y precisos, pero su rostro se va ensombreciendo cada vez más. Frunce el ceño con fuerza, y cuando se aparta un poco, chasquea la lengua con disgusto.
—Ayúdame a quitarle esto —pide a Susana, señalando el vestido de Aria.
Ella se adelanta para ayudar, pero sus manos tiemblan. La doctora toma unas tijeras quirúrgicas y comienza a cortar la tela desde el escote hasta la cintura. El sonido seco de la tela desgarrándose es lo único que se escucha.
Cuando la prenda cae abierta a sus costados, el