Narrador
Sofía aún no terminaba de vestirse cuando escuchó pasos al otro lado de la puerta. Luego, el leve crujir de bisagras. Una puerta se abrió, y después otra. Rocío fue la primera en salir: envuelta en una bata, los ojos algo hinchados, el cabello enredado. No se sorprendió al ver a Rafaella en el living. Simplemente suspiró.
—¿Sra. Rafaella? —preguntó, arrastrando las palabras.
—¿Estás bien? —respondió ella con una sonrisa tranquila, de esas que siempre parecían llevar calma consigo.
—Vine a verlas… y a robarme a Sofía un rato.
En ese momento, Isabella apareció también. Envuelta en una manta como si fuera su armadura, sus ojos claros recorrieron la escena, algo perdidos, confundidos.
—Hola tía, ¿Qué está pasando? —murmuró con voz ronca…
—Nada grave, Isa —le respondió Rafaella con suavidad—. Vine por Sofía, pero ahora que las veo... no puedo ignorar cómo están.
Las tres chicas se reunieron en el living, como si sus habitaciones se hubieran rendido al silencio y al peso de sus pens