El retorno de Merlín

El demonio de un lobo

Capítulo 3

Neptuno Wolf.

—Por favor, vamos a mantener la calma. Sir Neptuno, no se altere —Menor intervino para poder mantener todo a raya, pero al ver los ojos de ira de ambos sabía que no había manera de que esto terminara de buena manera. Y nada quedó bien, el olor de Neptuno empezó a sentirse de nuevo, pero esta vez mucho más imponente, más muerte… hasta Merlín se quedó paralizado.

Melinda iba apagando su mirada de furia, ese olor en antaño no le daba tanto miedo, o al menos había aprendido a sobreponerse sobre ese miedo, pero ahora tenía un sentimiento de miedo casi irracional, sentía la necesidad de correr lejos de Neptuno, pero sus pies no se lo permitían, trató de girar la cabeza para pedir ayuda, pero solo logró ver de reojo a Merlín, el cual estaba totalmente congelado también, sabía que ya Neptuno estaba haciendo algo más, hacer que Merlín tomará también esa actitud hacía que todo le diera más miedo.

—Me detendré, pero obedecerás lo que te he dicho, tú podrás ser la reina… y no tomó parte en las decisiones que tomes, a menos que sean descabelladas —Neptuno le miraba a los ojos mientras que ella con una esfuerzo sobrevampiro, trataba de verle de nuevo a los ojos, pero no pudo mantener la mirada ni siquiera un segundo, bajó sus ojos de aquellos otros que eran tan imponentes. Neptuno se retiró del lugar y poco a poco aquel olor, aquel sentimiento y todas aquellas sensaciones iban desapareciendo, después de un par de minutos, Melinda cayó de rodillas.

¡Pum! Tanto Kilir Jair, como Khalton cayeron al suelo, el primero de rodillas mientras que el segundo como un saco. Merlín se estaba recuperando y Menor miraba al cielo.

Pasaron varios minutos en silencio profundo, cada uno tratando de recuperarse a su manera, hasta que Merlín fue el primero en recuperarse, e invocó un fénix de fuego que se instaló en medio de la carpa que quedaba abierta al cielo en su centro, el ave empezó a emitir un canto, uno que le transmitió valor y fuerza a cada uno de los que le escucharon. Todos empezaron a recomponerse más rápido.

—Su majestad, le dije que Neptuno iría contra usted, ahora no es por amor, ahora se trata de defender a todo el Mundo Oculto, él decidió dejar a un lado el amor, y usted lo sabe —Menor habló, algo agitado, mientras que Merlín miraba a Melinda con furia.

Ella comprendió su error. Se percató que Juk Tak se había esfumado, posiblemente también por el efecto del olor de Neptuno.

—Este olor fue diferente —dijo Merlín mientras que el ave fénix se posaba en su hombro.

—Sí, lo noté… no solo era muerte, era una energía de poder, de miedo y muchas cosas que no sabría describir —respondió Melinda.

—Ya Neptuno controla su poder de una forma mucho más perturbadora, ni siquiera yo estaba preparado para eso, estoy seguro que ni siquiera los lobos ancestrales de las montañas podrían soportar ese momento de incertidumbre, de dolor y de agonía… Neptuno nos quiso acabar con todo su poder, pero no utilizó realmente su poder para destrozarnos... —Menor intervino en la conversación.

—Ya no es un lobo ancestral común, estoy seguro de que al momento de transformarse se convertirá en algo que podría destrozar en pocos minutos a cualquier dios —habló por primera vez Kilir Jair, con una voz ronca, fea y de aspecto oscuro… a todos les causó cierto miedo aquella voz, pero si incluso él tuvo tanto miedo para caer al suelo, esto significaba que Neptuno había cambiado mucho.

—Su lado salvaje está creciendo… —balbuceó Merlín para él solo, sin embargo Melinda logró escucharlo.

—¿Todos están bien? —preguntó Melinda tratando de componer todo lo que había sucedido, no se había sentido bien de que se hubiera vivido está situación por culpa de ella.

—Sí, estamos bien, gracias por preocuparse, su majestad —respondió Menor.

—Sir Neptuno ha tomado la decisión ya… no hay más nada que discutir en este lugar, lo mejor será irnos para luchar contra las sombras que se mueven por los límites de Nueva York —dijo Khalton mientras que caminaba hacia la puerta, al llegar a ella solo desapareció en una nube de luz blanca, una que daba calma. Kilir Jair le siguió, mientras que Menor observó a Melinda.

—Sir Neptuno tiene razón en varias de las cosas que dice, usted actuó de forma precipitada… que él hiciera eso solo fue el resultado de sus acciones, y si alguno de nosotros tuviera ese poder que le distingue a él, hubiéramos actuado de la misma manera… Con permiso Su majestad —y así Menor desapareció en una nube blanca frente a ella.

—No solo fue un error Reina, fueron varios. Usted se ha dejado consumir por el miedo y el poder, pero nada de eso tiene sentido si quien está detrás de ese poder es Neptuno, a pesar de que el mal le está consumiendo, sigue siendo la persona más racional en el poder, después de mi claro está —Añadió Merlín, la última frase con una sonrisa —. Debes de dejar de lado muchas cosas, tantas como ha dejado Neptuno, si estarán juntos de nuevo solo el tiempo y aquel que lo escribió todo lo saben, porque a pesar de que existan aquellas personas que ven el pasado, el presente y el futuro, estos pueden cambiar —al terminar esas palabras desapareció.

—Señora, debo de ejecutar la orden que me ha dado —Juk Tak apareció de entre las sombras con miedo en el rostro.

—No, no hace falta ahora.

Melinda sabía que Neptuno tenía la razón y ella había actuado por impulso, pero su corazón y su amor por él habían tomado esa decisión, no había sido su mente racional, sino su amor… Pero Neptuno había logrado sobreponer su amor por el deber moral de proteger al mundo.

Juk Tak se retiró, ella se fue a su carpa principal y solo se sentó en su cama, sus lágrimas empezaron a fluir de forma descontrolada.

“Lo amo y no quiero perderlo, lo amo con toda mi alma, pero este estúpido deber nos separa de poder ser felices”, pensaba mientras que sus sentimientos se hacían cada vez más fuertes, y su temple se rompía en su soledad, pero no estaba sola, allí en las sombras estaba él, la observaba mientras lloraba, también con su corazón roto.

“A mí me parte tanto como a ti, eres mi todo y no puedo darte un abrazo hasta que te sientas mejor, porque este deber de proteger a todos debe de ser más fuerte que nuestro amor, que nuestra felicidad, esto no es algo justo para nosotros”, pensó Neptuno mientras que solo la observaba con tristeza, luego con sigilo y entre las sombras salió de la carpa, había aprendido muchas cosas, ya no era un joven que no le gustaba su mundo, y prefería el mundo humano. Ya todo había cambiado en Neptuno Wolf, ya no era un simple lobo ancestral, ni un elegido, era el portador de muchos pesos en su vida, y esto incluía el peso de proteger al Mundo Oculto, así como su equilibrio.

Después de caminar un largo rato por todo el lugar observó las estrellas, se recordó a aquel momento donde se enteró que no era el único lobo ancestral que quedaba, por aquel camino tétrico después de haber acabado con la vida de muchos vampiros... lo recordaba muy bien, como si hubiera sido ayer… aunque ya hubiera pasado más de tres años.

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