Un año después, el panorama político y mediático había cambiado drásticamente. El libro de Alana Torres, titulado La Sombra del Fraude, se había convertido en un fenómeno literario, encabezando las listas de bestsellers por meses.
Alana y Julián Whitethorn estaban en la presentación de la nueva división de su editorial. La rebautizaron estratégicamente "El Legado de la Sombra", y se dedicaba a las investigaciones de alto impacto.
La presentación se llevaba a cabo en el antiguo penthouse de Gabriel Alcántara, ahora propiedad de Julián y Alana, un potente símbolo de la derrota total de la familia.
Gabriel, despojado de su fortuna y su carrera política, cumplía una pena leve en una prisión de mínima seguridad. Estaba obligado a realizar trabajos comunitarios que eran escrupulosamente fotografiados por la prensa de Julián.
Elisa, tras la pérdida de sus bienes y su influencia social, había quedado reducida a un exilio silencioso en una villa menor, donde pasaba sus días apelando sentencias