Jaaziel Fusco, es un millonario empresario acostumbrado a ganar todo el tiempo, las mujeres siempre se le han regalado. Viene de una familia que se lo han dado todo a la mano, no sabe lo que es el desprecio hasta que en una convención conoció a Ikaika Zeldenthuis y desde entonces vive obsesionado con vengarse y humillar a la única mujer que lo ha despreciado en su vida. A Ikaika Zeldenthuis no le ha bastado una, ni dos, sino tres rechazos, tres humillaciones diferentes. Cosa que él como hombre, macho, varón, masculino no puede dejar pasar, haciendo una apuesta con su mejor amigo. Medio millón de euros es la cantidad que vale la humillación y el desprecio que le tiene preparado a Ikaika. Medio millón será la causa de su desgracia. ¿Será que el verdugo terminará siendo la víctima de las circunstancias?
Leer másMayo, 28, 2017.
París, Francia La limusina se estaciona frente a la alfombra turquesa que da paso a los grandes diseñadores de moda de toda Europa. El chofer abre la puerta para que el prestigioso presidente de Fusco Scarpe. Un hombre acostumbrado a las ovaciones tras su llegada. En esta ocasión no ha sido muy diferente. Jaaziel Fusco, un hombre de 27 años camina por la alfombra de la mano de la super modelo Francesca Guspiel. —Senor Fusco, ¿Como se siente al presentar la nueva colección otoño/invierno? —Jaaziel sonríe con supremacía. —Como siempre, mi colección es la mejor de la temporada, de eso no hay duda. No tengo nada mas que decir. —contesta seguro de sí mismo. — ¿Se enteró que una nueva diseñadora va a mostrar sus diseños por primera vez este año? —pregunta otro periodista haciendo que este se detenga. —Pueden aparecer miles de diseñadores y ninguno llegará a los zapatos de Fusco Scarpe. Nuestros diseños son únicos y prestigiosos. —Escupe seguro de su producto. 1236— ¿Cuándo es la boda con la señorita Guspiel? —Esta vez es Francesca la que contesta. —Muy pronto daremos la noticia, ¿verdad amor? —Jaaziel sonríe con la muela de atrás. —Si, si. —dice para salir del paso. Siguió su camino sin dar mucho crédito a lo que le comentó sobre la nueva diseñadora. La calidad de su colección no la supera nadie. El desfile comienza como estaba estipulado Jaaziel toma asiento luego de saludar a algunos de sus amigos famosos que usan sus calzados. Su asistente se encarga de las modelos y de organizar todo. Su colección como de costumbre fue muy elogiada por la comodidad que estos proveen. —Estamos encantados de darle la oportunidad a la innovadora diseñadora Ikaika Zeldenthuis para que nos deleite con su nueva colección. —dice la presentadora llamando la atención de Jaaziel. “Con que Ikaika, interesante”. Tomó su celular para escribirle a su mejor amigo Adrian Fiore. Investiga todo sobre esta mujer. Ikaika Zaldenthuis. Lo envía y vuelve su mirada al desfile. Debe reconocer que los modelos se ven cómodos, ahora es que tengan la calidad de los suyos. Si eso es así, tiene una potencial competencia. De seguro es una vieja que ahora es que puede llevar al fashion week, para llegar allí se necesita experiencia. —Nos complace tener a la diseñadora de estas bellezas. Les presento a Ikaika Zeldenthuis. —la pasarela se hace pequeña a la belleza de la mujer que camina con una elegancia única. Jaaziel como otras personas se levantan para aplaudir su pasarela. Llevaba sus zapatos con distinción. Es una supermodelo con mentalidad de diseñadora. En ese momento olvidó a su acompañante. Debía conocer a la mujer. Ese ángel tenía que estar en su colección de mujeres. Mira a Francesca para compararlas. No, definitivamente, tenía que deshacerse de Francesca, esa mujer tiene que estar en su cama esta misma noche. ****** —Todo estuvo maravilloso. —dice Julie abrazando a Ikaika de manera efusiva. Julie es su mejor amiga y la hija de Joseph Bakker, dueño de una agencia de modelos exclusivas para pasarelas y anuncios de diseñadores de élite. Ikaika que no comparte su efusividad pero se deja abrazar aunque no es que sea la más gustosa. Ella es una mujer seria y reservada, ella es de las que prefiere celebrar en la privacidad de su hogar con una botella de vino y un buen amante. —Sí, salió todo perfecto. Tengo que agradecer a tus padres por haberme invitado. —comenta con humildad,Ella puede tener un temperamento indomable pero es capaz de reconocer las personas que la ayudan y están para ella. Ellos recomendaron sus diseños y cuando recibió el correo electrónico de los productores no lo podía creer, ese día se puso manos a la obra. Ya ella tenía una reconocida tienda y fábrica en Amsterdam pero aun no llegaba a los oídos de los productores de los fashion weeks. —Esto hay que celebrarlo, me contaron que en el hotel hay una disco, vamos a ir a bailar y tomarnos unos tragos. —pide su amiga, pero Ikaika niega, desea descansar,esos días no han sido nada fácil. —No, estoy muerta, además tengo que preparar la gráfica de como voy a hacer para lograr sacar todos los pedidos a tiempo. —explica y Julie rie. la asistente de su amiga es demasiado organizada para no tener eso listo a tiempo. —Anda, no seas aburrida, para eso vas a tener el día de mañana. Además los pedidos los hicieron para dentro de un mes y Grecia se hizo cargo de anotar todo. —Ikaika suspira, su amiga puede llegar a ser como un granito en el ano que va en crecimiento cada segundo. —Bueno, pero solo dos horas, no más. —La pelinegra comienza a dar saltos mientras Ikaika muere de vergüenza pues todos nos miran como si les faltaran algunos tornillos. —Perfecto, ya mismo le aviso a mis padres que me voy contigo. —la rubia asiente tomando su bolso. —Señorita Zeldenthuis, disculpe que la moleste, pero me encantaría poder hablar de sus modelos con usted. —El hombre de unos cuarenta años, se acerca con una grabadora en mano. Ikaika observa su carnet y lee que es periodista de la revista de moda más famosa de Francia. —Claro, ¿Qué desea saber? —pregunta y este sonríe sabiéndose ganador. Una vez terminaron la entrevista improvisada, Ikaika y Julie salieron de la recepción. Jaaziel quien no le había quitado el ojo de encima de su ahora ángel se excuso para ir detrás de la revelación del momento como había escuchado a muchos decir. El la veía de otra manera, la deseaba, quería tenerla en su cama y no descansaría hasta lograrlo. Las chicas llegan al hotel donde se hospedan y literalmente Julie arrastra a su amiga hasta la discoteca. Música, pista de baile, mesas y barra. De eso es que está compuesto el lugar. —Un martini —pide la rubia cuando uno de los meseros se acerca. —Un sexo en la playa. — pide Julie coqueteando con el apuesto hombre. El hombre toma nota y va en busca de sus bebidas. —Vamos a bailar. —Ikaika niega mirar a todos lados, desde que estaba en la recepción que dieron luego del desfile se siente observada, pero no logra dar con la persona—. No te voy a dejar aquí, ni lo sueñes. — esta blanquea mis ojos al escuchar a su amiga. —Bien, vamos, pero en cuanto vea al mesero vuelvo a la mesa. — su amiga asiente. —¿Bailas conmigo? —la voz de Jaaziel por su espalda, tomándola por la cintura con posesión. Este había dejado a Francesca en su habitación para ir detrás de la mujer que no se le sale de la mente. —No, tengo que irme. —contesta seca y sin mirarlo. Ikaika se suelta de su agarre y en un parpadear de ojos ya no se encontraba en la pista. El mesero llega con su martini y agradece al cielo, pues se sentía llena de coraje por el atrevimiento del hombre. Jaaziel volvió a la barra desde donde vio al mesero entregarle una copa y sonríe al saber por donde va a entrarle. llama al chico que atiende la mesa de las chicas. —Quiero que le lleves lo que está bebiendo la señorita de aquella mesa. —señala a Ikaika. El mesero asiente y hace lo que pidió. —Disculpe señorita, se la envió aquel caballero. —la chica mira la copa de martini y el caballero que está en la barra, quien levanta su vaso, pero no distingue su rostro. —Devuelvela, no necesito que ningún hombre me regale nada. — ordena al hombre quien solo asiente retirando el licor de su vista. Jaaziel no se da por vencido, él sale de allí con esa mujer si o si, la tercera es la vencida. — ¿Bailas conmigo? —Ikaika blanquea sus ojos al ver que volvió el perro arrepentido. —Lo puedo acusar de hostigación. —comenta y este niega. —No es mi intención, solo quiero bailar con usted. —comenta Jaaziel acercándose a su oído. —Debería entender cuando a una mujer no le interesa. —Escupe algo más altanera, no lo distingue bien, pues la discoteca está oscura. Solo puede asegurar que tiene un aroma embriagador, aunque eso no basta para que ella caiga redonda en sus garras, se necesitará mucho cerebro para eso. —El que no arriesga no tiene posibilidad de ganar nada en esta vida, en este momento te quiero ganar a ti. —expresa con su voz cargada de deseo. Ikaika ríe con sarcasmo. —No soy una cosa, si hubiera deseado acostarme contigo ya estuvieras en mi habitación, iluso, no me interesa nada con el señor don Juan. —concluye tomando su bolso de mano. —Jaaziel, por cierto. —dice ignorando las palabras de la mujer quien lo miró con desprecio haciendo que su orgullo doliera. —Como sea, no me interesa saber tu nombre, espero que lo tengas claro. —termina de decir antes de comenzar a salir. Jaaziel se quedó con un mal sabor de boca, jurándose a él mismo que esa mujer sería suya cueste lo que cueste. Así tenga que destruir todo lo que esta tenga.Diez años después —Nos complace reconocer a la señora Ikaika Fusco por el gran desempeño como presidenta de las dos compañías zapateros más exitosas del mundo. Estamos más que honrados de poder dedicar esta semana de la moda a esta extraordinaria mujer que se ha sabido ganar nuestros respetos. Recibamos con un fuerte aliado a Ikaika Fusco. —Una ovación de aplausos se escuchó al momento de Ika subir al podio para expresar lo agradecida que estaba. —Buenas tarde, comienza saludando—. No tengo palabras para agradecer este maravilloso galardón. Comienzo diciendo que no lo hubiera logrado sin mi amado esposo, Jaaziel Fusco, un excelente ser humano, un maravilloso esposo y un ejemplar padre de nuestros cuatro hijos. El es la roca de la que me apoyo en mis peores momentos, Gracias amor por todo lo que le das. Este galardón también se lo dedico a mis hijos, Ikziel, Jazmín, Giorndano y Federico. Ellos son el motivo por el que me levanto día a día para poner el apellido Fusco en alto. Agradez
Ikaika y Jaaziel pasaron el resto de la mañana en el spa del hotel del amigo de Jaaziel. Allí tomaron masajes, terapias corporales. Salieron con el certificado de regalo para Betzy ya que el de Adriana el mismo spa se encargó de llamarla para contarle de su buena fortuna. Le pidieron una opinión de sus servicios y para eso debía probarlos, así que encantada Adriana aceptó. Claro, ellos esperaron que Adriana pusiera la hora para ellos enviar a Betzy a la misma, no querían que pareciera algo montado sino una mera casualidad.Entraron a la oficina con miradas de chicos traviesos, Betzy sonrió triste, no es que le molestara verlos feliz por el contrario, pero extrañaba a la pelinegra y deseaba tener lo mismo con ella. —Bet, cuéntame cuanto puedas ven a nuestro despacho. —dice Jaazielcy la mujer asiente poniéndose de pie rápido. No quería ni podía darse el lujo de perder su trabajo también. Ya perdió a su amor. —¿En que los ayudo? —pregunta entrando detrás de ellos. Ika sonríe y saca un
Ikaika ya estaba lista para ir a cenar con su novio. Llevaban algunas semanas conviviendo. Estaba tan acostumbrada a su amor que le echó de menos cuando este quiso ir a vestirse a su antigua habitación.Ika bajó hasta el vestíbulo de la mansión donde ya el señor Fuscol la esperaba muy apuesto, con su traje de tres piezas negro y una camisa crema. Él le había pedido a Ikaika que usará un vestido de noche que le regaló, el mismo era crema con lentejuelas y un escote bonito en V.—Te ves hermosa, amor mío. —dice este besando la mano de la mujer con la que desea compartir todas sus noches. —Gracias, tu no te quedas atrás, te ves guapisimo. —comenta la rubia haciéndolo sonreír. —Vamos, una hermosa noche nos espera. —le ofrece su brazo para guiarla hasta su auto, donde abre la puerta del pasajero para ayudarla a montar. Le ayuda con el cinturón para luego caminar casi corriendo hasta el lado del chófer para poner el auto en movimiento. Ya que este estaba en envido y con la emisora radi
Los días que pasaron no fueron menos intensos, ya Jaaziel había vuelto a la mansión y en la oficina habían informado que ya habían regresado recibiendo las felicidades de sus compañeros de oficina. Jaaziel estaba que besaba por donde pisaba su hermoso ángel e Ikaika que se quedaba atrás no le perdía ni pie ni pisada, habían movido el escritorio a la oficina de presidencia haciendo que sus días y noches fueran calientes y más. Parecían concejos comiendo en cada rincón donde se encontraban completamente solos.Jaaziel entra a la oficina que comparte con la rubia sacándola de su concentración. —Amor, separé una reservación para esta noche ir a cenar. —dice Jaaziel entrando a la oficina donde encuentra su compañera de vida envuelta entre sus bocetos. —Está bien, tenemos que pasar primero a la casa, debo dar de comer a Ikziel. —comenta sintiendo como sus pechos están llenos de leche. —Yo puedo ayudarte un poco con ese pequeño problema —comenta Jaaziel con voz ronca volviendo a la puerta
Jaaziel fue el primero en despertar, sonrió al ver a la mujer que no sale de sus pensamientos dormir a su lado. Beso sus labios de manera tierna. Nadie sabe cuántos días despertó pensando que ella estaba a su lado y su desilusión al ver que no era cierto lo destruía cada vez más. Pero esta vez ella estaba allí, no era un sueño, la tomó hasta que sus cuerpos estuvieron cansados. Fue a salir de la cama pero Ikaika no se lo permitió. —Tenemos que hablar. —dijo la mujer aún con sus ojos cerrados. Jaaziel sonríe y vuelve a besar sus labios.—No me iba a ir, solo quería pedir servicio a la habitación. Creo que ayer no cenamos y necesitamos tener energía para la reunión. —aclara el hombre saliendo por completo de la cama, mostrando su cuerpo esculpido por los dioses. Ikaika se acomodó en la cama para verlo caminar con esa potente erección que se comería con muchos deseos. Sonrió ante sus pensamientos pecaminosos y tomó su móvil para mirar si tenía un mensaje de Adriana. Rápido lo abrió pa
Ikaika pasó esa y las siguientes noches triste y decepcionada por todo lo que estaba pasando, tal como él le dijo solo venía a ver a su hijo y se volvía a marchar sin siquiera dirigirse una palabra, en la empresa era otra tortura, pues cada vez que tenían reuniones o que hablar de algo importante este iba más guapo que nunca. Ikaika ya no aguanta ese tormento. Ella ha hecho de todo para que este al menos la mire pero nada ha funcionado. Lo último que hizo fue ponerse una minifalda con una camisa con un gran escote dejando muy poco a la imaginación. Se sentía tonta porque no así consiguió hacer que este voltee a verla. Tres semanas lleva de tortura, tres semans sin saber que hacer para que él ya la perdone. Sale de sus pensamientos cuando escucha que tocan la puerta. —Adelante. —dice guardando los modelos que estaba haciendo para su empresa. Estaba creando la nueva temporada, Grecia había resultado ser una excelente encargada. Lleva la compañía viento en popa. —Buenos días Ika, Be
Último capítulo