¿Si pudieras describir a tu jefe como lo harías? Una emocionada Emilia Vladi responde ante las preguntas de la reportera. —Es gentil, amable, respetuoso, es la que uno aspira a ser de grande, que tus empleados te miren y te vean como un ejemplo. La reportera inclina la cabeza, pero las palabras de la joven son sinceras, ella siente todo lo que acaba de decir, siente que su jefe es un persona intachable. La reportera termina de hacer las preguntas y se apaga el micrófono, Emilia se levanta y la reportera suelta un comentario. —Que se puede esperar de las secretarias, usualmente son las amantes - ríe en voz baja y luego alza la mirada para ver el ceño fruncido de la joven. Ella camina rápido y choca con fuerza con alguien y mira hacia arriba. Se miran por unos segundos y ella avanza. “Ya nos habíamos visto antes" - siempre se lo repite. Emilia Vladi y Edu Costa viene de dos mundos totalmente diferentes. Mientras ella siempre dice pobre el jefe, por qué siempre lo escucha pelear por teléfono con su hijo, ella se pregunta quién es él... ¿ Qué pasará el día en que ellos se encuentren?
Leer másTodos los preparativos de la fiesta más grande de mi vida, están listos. El sonido suena con fuerzas por toda la propiedad, mientras el alcohol no deja de ser servidos a mis más de mil invitados para mi increíble fiesta de cumpleaños.
Sonriente, observo las cámaras de seguridad de toda la propiedad, mientras terminan las decoraciones de mi cabello, porque hoy debo lucir hermosa. Después de todo, este es mi primer cumpleaños como adulta y por ello, debía verme como tal.— Está todo listo, señorita. — dice la estilista.— Debo verme increíble. No quiero que vean la marca de mi ropa, si no, como me queda a mí. No deseo que me pregunten que peinado tengo si no, lo hermosa que me veo con este, ¿si hiciste eso?— Sí, señorita. Se ve hermosa. El peinado y todo lo demás fue escogido por su increíble sentido de la moda. Nosotros solo resaltamos lo que usted ya sabe que tiene. — dice la mujer y yo asiento mirándome en el espejo.— Pueden irse o quedarse en la fiesta, no me importa. — digo para después marcharme.Apenas llego al inicio de las escaleras, un reflector apunta hacia mí y por eso, todos aplauden cantándome el feliz cumpleaños mientras me uno a la fiesta. Todo es increíble, más de media universidad está en mi casa vacacional solo para celebrar mi cumpleaños y a nadie le importa que mañana tengamos clase.Después de todo, mi cumpleaños es un concierto donde los cantantes más escuchados vienen a darme un concierto donde yo soy el centro de atención. Así que, ¿Quién se perdería algo así?— Feliz cumpleaños, Day. — dice cada persona que se acerca a mí.Soy popular, tengo mucho dinero y soy hija única. Todo es perfecto, no tengo hermanos con los cuales luchar por la herencia, tengo un padre que me complace en todo y miles de personas que se pelean porque los miré.Así que, si el centro del mundo es un tonto planeta o satélite, yo soy el centro del universo de todos los aquí presentes, o como sea que diga el profesor de astrología.‘¿Es el profesor de astrología el que dice eso? Un momento, ¿yo doy astrología?’ me pregunto mentalmente mientras recibo muchos regalos y felicitaciones.Ignoro esa pequeña preocupación y comienzo a bailar y tocar chicos lindos que hay en mi fiesta. Uno de los grupos que cantan me suben a la tarima decorada con cosas que m me gustan y cantan conmigo mis canciones favoritas, mientras un grupo de hombres completamente vestidos de negro y sin sentido de la moda, se abre camino entre la multitud.Confundida, busco alguien conocido y bufo molesta cuando veo a mi padre entre ellos. Mis compañeros de la universidad también lo reconocen y por eso, retroceden con temor.— Baja de allí, Day.— ¡Papi! ¡¿Vienes a darme un feliz cumpleaños?! No tenías que venir, aquí la estamos pasando bien, papi.— Baja hora, Day. Debo informarte algo.— ¡No me digas que vas a darme el porche que vi ayer! ¡o me darás el dinero para abrir la mejor discoteca del mundo! — grito emocionada y todos celebran por ello.— No, Day. Baja en estos momentos, necesito presentarte a alguien.— Papi, hace años dejaron de regalar personas para ser esclavos, estamos en pleno siglo XXI. — digo y todos ríen por ello.Mi padre, que siempre es dulce conmigo, me observa con severidad y camina hacia mí al punto que sube a la tarima y toma mi micrófono para hablarme aunque estoy cerca de él.— En vista de que no deseas bajar, te diré todo aquí. — dice mi padre mirándome con seriedad, para después mirar hacia la multitud expectante de lo que hará mi padre — Amigos de Day, me alegra que estén aquí presentes para la gran noticia que yo Mario Creswell les daré. — Papi, ¿Qué sucede? — susurro al percibir que se ve bastante serio para darme un regalo de cumpleaños que quiera.— Mi hija, la que ya no es una adolescente, si no, toda una adulta a partir de hoy, estará comprometida con un gran socio de negocios Ryan Volkova. Así que, den un gran aplauso a la pareja que en dos semanas se casará. — dice mi padre para después aplaudirTodos se observan entre sí, mientras yo intento procesar lo que mi padre ha dicho. Todos aplauden lentamente al no comprender lo que sucede, mientras yo busco en mi padre algún indicio de broma.— Padre… ¿estas bromeando?— No, cariño. Vas a casarte con Ryan. Así que, prepárate, en dos semanas serás la señora Volkova. — dice mi padre usando el micrófono, por lo que, todos lo escuchan.— No puede ser posible. — susurro al no saber quién es el hombre que el reflector busca.— Así que, esperen paciente la invitación de bodas. Que tengan buena noche. — dice mi padre para después bajar de la tarima.Todo queda en silencio y yo reacciono corriendo hacia mi padre que rápidamente se marcha del lugar. Por lo que, solo puedo alcanzarlo cuando esta por subir al auto.— Padre, ¿Qué sucede? ¿Qué quisiste decir justo ahora? — pregunto preocupada.— Lo que dije, cariño. Vas a casarte.— ¿Por qué tan de repente y con alguien que no conozco?— Si te giras, puedes verme. — dice un hombre detrás de mí, por lo que, me giro intentando conocer a mi supuesto esposo.Apenas lo hago, me doy cuenta de que el hombre tiene una mirada azul que me hace recordar el agua con mi fragancia relajante favorita; chicle.— Hola, prometida. — dice un hombre que parece un anciano.— ¿Tienes dieciocho años? — pregunto deseando ofenderlo, porque es obvio que parece un anciano de treinta años.El hombre sonríe mostrándome sus hoyuelos y niega al segundo siguiente con seriedad.— No, Day. Tengo treinta y tres años.‘¡Lo sabía! Es demasiado anciano para tener mi edad.’ Me digo mentalmente.De inmediato, me giro para enfrentar a mi padre.— No puedes casarme con este anciano, padre. Podría ser mi padre. — digo con enojo.— Perdón por esto, señor Volkova, mi hija es una mujer incorregible. — dice Mario Creswell, mi padre, quien corre hacia el hombre que está a mis espaldas.— Es una rebelde. Una mujer que aún se cree una adolescente rebelde.— ¡No soy una adolescente, tengo dieciocho años!— ¡Entonces comportante como una adulta y no ofendas a tu futuro esposo, Day! — grita mi padre con enojo.‘Mi padre nunca me había gritado así, ¿Qué rayos está sucediendo?’ me pregunto mentalmente.Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa... Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.—No somos amigos Edu.—Valla ahora me llamas Edu.—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.—Emilia — le extiendo la mano.—Dime...—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad
Observó la mano de Emilia, antes de que extienda la mano para darme ese sobre con su renuncia, le quitó el sobre y lo rompo en dos. Ella me mira sorprendida. —Sientate por favor —le ruego ella asiente con la cabeza y se sienta frente a mí. —Si salgo de esta junta victorioso sé que en menos de un día me echaran a patadas —lo digo con sinceridad y el enorme peso de la vergüenza de tener una carrera pero no ejercerla —.Lo cual causará serios problemas tanto para mi padre como pars mi, las futuras decisiones que tome... Ella está observándome detenidamente, me está estudiando, mis gestos mis acciones, todos, ya antes la he visto hacerlo. —Eduardo.... —Edward Costa —la corrijo. —Señor Costas tenemos una hora antes de la junta de los accionistas le explicare temas básicos y respuestas concretas a las que usted se puedo optar por decir. Ella toma su tablet y comienza a buscar en una carpeta de documentos. Todo el peso que llevaba encima desaparece cuando ella hace ese gesto, cuando el
Ella me mira a los ojos y veo inseguridad en su mirada. Asiente con la cabeza y me extiende la mano.—Yo misma renunciaré —dice. Intento tomar su mano, pero no puedo.De cierta manera estoy alegre por alejarla de mi padre y por otro lado, ella sabe todo sobre este trabajo. No pensé que ella cedería tan fácil.—Bien ahora abre la puerta —exigo. Ella se pone de pie y avanza hacia la puerta.—Edu deberías de pedir un taxi a tu casa —su voz suena apagada. Es en estos momentos que me gustaría tener el super poder de leer las mentes así podría saber si mentalmente me está matando o pensando otras cosas.—Si, por favor pideme un taxi —le digo. Ella abre la puerta y ambos bajamos a esperar mi taxi luego de que ella lo pidiera.Para mí seguridad yo digite la dirección.—Emilia —llamo si atención mientras estamos sentados en la vereda. Ella me mira y quiero agradecerle por lo del pan y todo lo que ha hecho por mí hasta ahora y pedirle perdón por ser un desgraciado con ella.Veo ilusión en sus o
Abro la puerta para ve a Mario sin polo apunto de golpear a Edu.—No —le digo tomando del brazo a mi enamorado.—¿Qué mierda está pasando aquí Emilia? —pregunta molesto.Yo miro a mi alrededor y mi cama está algo desordenada y no recuerdo haberla dejado así en la mañana. Edu se ve pálido y algo cansado.—Mario es una larga historia.—Tengo todo el tiempo del mundo mi amor, vos cuéntame qué hace aquí el hijo de nuestro jefe.Lo tomo del brazo apartándolo de Edu. Lo llevo hacía la puerta, me acerco a Edu y toco su frente.—Te traeré agua caliente de abajo, ven echate en mi cama por mientras —le ordeno con voz baja y calmada.Él no protesta y rápidamente se va hacia mí cama y se echa, se cubre con mi colcha pequeña y nos da le espalda.—Ja —suelta Mario.—¿Qué pasa? —le pregunto molesta.—Traes a casa a un imbécil y le ofreces tu cama, eso pasa.Agarró de la mano a mi enamorado y lo miro a los ojos, veo algo en él que jamás he visto y es inseguridad, celos, hasta podría ver su desconfian
La miró y es cabello algo alborotado, me mira y me entrega su pan, veo una mirada diferente a nuestro primer encuentro.Al parecer no es como yo me la imaginaba, la palabra cazafortunas siempre suena en mi cabeza con cada nueva secretaria que contrata mi papá.Abro la bolsita y luego me quito el papel. —¿Mayonesa le pregunto? Ella se lo piensa y asiente con la cabeza.—Bien, ese si me gusta.Le doy la primera mordida y comienzo a masticar, está delicioso. Ella me observa con algo de ternura pero de inmediato se da cuenta que le causó eso y sacude su cabeza.Masticó y trago.—¿De que deseas hablar? —le pregunto.—Termina tu pan y hablamos.Asiento con la cabeza. Veo a mi alrededor y es la primera vez que como en un baño, pero ella no tiene cara de asco ni de incomodidad.Termino de comer el pan con pollo, pero cuando me voy a levantar me regresan los mareos.—Emilia —susurro su nombre, ella me ayuda a sostenerme.—Oye oye, no Edu por favor no te desmayes —dice tomando mi rostro.—No
Cuando salgo, veo rostro de miedo y algunos quieren preguntar y acercarse a mi, pero se detienen.Me acerco a la ingeniera y tocó su hombro. Ella voltea y con su cabello me da un golpe en la cara.Priscila, es la ingeniera que mejor hacer su trabajo, una persona de admirar pero realmente como ser humano apesta.—¿Qué querés? — me pregunta con desdén. Su asistente se cruza de brazos con la cara de que todo le apesta y me mira de pies a cabeza.—Habla rápido, debo hacer muchas cosas hoy.—Los planos será enviados a Gmail del jefe, el los firmara y luego...—Si cállate, ya comprendí no es la primera vez que hago esto...Quiero golpearla, es una mal educada, realmente hay días donde ya me quiero rendir, tirar la toalla y decir ya no más humillaciones por estos estirado, pero recuerdo que no llego ni a ser clase media, así que deo trabajar y esforzarme por este trabajo que me costó tanto conseguir.Lo mismo les informo a los demás ingenieros.Termino cansada sin almorzar, pero lista para
Último capítulo