Mundo ficciónIniciar sesiónCarmelita sujetó a Dominique del brazo y la llevó dentro de la casa, llevando a Adam consigo. Necesitaba dejar que Enrico arreglara las cosas con Antonella para convencerla de que lo mejor era quedarse en la ciudad.
—¿Qué cree que está haciendo, madre? —Dominique quiso regresar, pero Carmelita se lo impidió.
—Deja que hablen. —Carmelita se dirigió a la puerta y la cerró con llave—. No te metas donde no te llaman, Dominique, no puedes defender a Antonella todo el tiempo.
Dominique mostró todo su descontento, pero no logró decir nada que convenciera a Carmelita de que sus acciones eran un error. Se arrastró hasta la puerta y, apoyando el oído contra la madera, intentó escuchar la conversación entre los dos.
Todo era silencio.
En la cocina, Enrico se movió lentamente, sentándose en un banco cercano a Antonella.







