Mundo ficciónIniciar sesiónDominique despertó aquella mañana y paseó por la casa. Inspeccionó cada rincón en busca de Carmelita. Le extrañó despertarse y no verla preparando su desayuno.
Espió a través de las cortinas que cubrían parcialmente la ventana. Vio su viejo Chevette cubierto por el rocío de la mañana, las gallinas picoteando en el patio, pero ningún rastro de Carmelita. Salió, dando una vuelta completa alrededor de la casa, pero no la encontró en ningún lugar.
Carmelita rara vez salía de la hacienda, salvo cuando necesitaba ir al banco o hacer las compras del mes.
—Aterrador —murmuró, al imaginar las razones que podrían haber llevado a su madre a salir tan temprano.
Regresó al interior y se encontró con Antonella, apoyada en el mostrador, con la cabeza baja, como si llevara allí mucho tiempo. Cuando escuch&oa







