Capitulo 55

Carmelita se levantó esa mañana con el sol todavía escondido detrás de las montañas. Había un silencio cálido y concentrado, roto solo por el canto del gallo. Necesitaba apresurarse si quería evitar la partida repentina de Antonella.

Caminó de puntillas. Pasó frente a los cuartos donde dormían y vio a Adam; sus ojos se llenaron de lágrimas. Carmelita no permitiría que ese niño fuera arrancado de sus brazos así. Lo haría también por Francesca.

Antes de salir, verificó si Enrico seguía ingresado en el hospital. Envió un mensaje a una amiga enfermera que trabajaba allí y, en cuanto obtuvo una respuesta afirmativa, salió de casa con la esperanza de que todo se resolviera.

Era una misión imposible, concluyó en cuanto subió al autobús. Enrico la detestaba desde que se casó con Franc

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