(Completa) Alicia Montero sufre un duro golpe cuando su padre le quita a su bebé y lo da en adopción. Decidida a encontrar al padre de su hijo, descubre que él le fue infiel y él la humilla de una forma cruel. Años después, Alicia regresa con sed de venganza hacia el hombre que una vez amó. Pero se sorprende al descubrir que Harry Chrysler, el CEO arrogante, en realidad no la abandonó; perdió la memoria en un accidente. A medida que Alicia lucha contra su atracción por Harry y busca a su pequeño, él se obsesiona más con ella cada vez que lo rechaza. Él está decidido a tenerla en su cama al precio que .
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Me encontraba en una de las clínicas más prestigiosas de Londres, la tenue luz iluminaba la habitación en tonos blancos. Mi corazón estaba oprimido por la angustia, observaba a mi padre, Carlos Montero, cuyos ojos intensos reflejaban una frialdad implacable, con la que nunca me había mirado.Mis lágrimas se perdían en el vacío, incapaces de ablandar el corazón de piedra que habitaba en el hombre que una vez fue mi protector.— Papá, por favor, necesito ver a mi bebé. Déjame sostenerlo solo por un momento, por favor. — Le suplicaba mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas y yo extendía las manos hacia él.— ¿Por qué debería hacerlo? Después de todo lo que has hecho, no tienes derecho a pedirme nada. — Respondió con frialdad.— Lo sé, cometí errores, pero este bebé no tiene la culpa. Solo quiero verlo, sentirlo cerca de mí. — Rogué, levantándome de la cama de hospital y poniéndome de rodillas ante él, a pesar del dolor en mi cuerpo por el reciente parto. — Por favor, solo un momento. Prometo que no causaré problemas.Desde que mi padre descubrió mi embarazo, su enfado se convirtió en una sombra constante sobre la familia. La noticia de que el padre del bebé era el hijo de su temido jefe solo exacerbó su ira.Decidió enviarme a un internado, donde pasé el resto de mi embarazo en soledad, sin contacto con mi novio, mi hermano ni nadie más.La soledad se convirtió en mi compañera constante mientras esperaba la llegada de mi hijo.Los Chrysler siempre habían sido prominentes en el mundo empresarial. El señor Liam Chrysler era temido y respetado, uno de los magnates más influyentes en Estados Unidos, con conexiones políticas de gran alcance. Harry, como su único hijo, había crecido rodeado de lujos y privilegios.Aunque siempre lo había considerado como un chico mujeriego y sin escrúpulos, algo cambió hace unos meses.Él mostró un interés genuino en mí, y comenzamos una relación en secreto debido a la poderosa influencia de su padre. A pesar de mis dudas iniciales, me dejé llevar por las atenciones de Harry y la esperanza de que su corazón fuera más noble de lo que aparentaba.La noche en la que le revelé que estaba embarazada, creí que se enfadaría, pero ocurrió todo lo contrario. Me abrazó y me aseguró que juntos cuidaríamos a nuestro bebé y que yo era la mujer de su vida. Me juró por su vida que, a pesar de nuestra juventud, los dos seríamos una familia junto a nuestro bebé y yo le creí, le creí todo. Sin embargo, esa misma noche mi padre me subió a la fuerza a una camioneta y me obligó a ir a un internado horrible.Durante meses, esperé que Harry me encontrara y nos rescatara a mí y al bebé.Mis pensamientos fueron interrumpidos abruptamente cuando mi padre me lanzó una bofetada que me hizo caer al suelo. Ni siquiera mi súplica de rodillas pareció conmoverlo. Todo lo que anhelaba en ese momento era ver a mi bebé, aunque fuera solo una vez. Desde que nació, no había tenido la oportunidad de verlo. Me desmayé durante el parto y, desde entonces, no había tenido ni siquiera un breve vistazo de mi pequeño. La desesperación y la impotencia se apoderaron de mí mientras yacía en el suelo, anhelando el simple acto de ver a mi hijo.Era un derecho que toda madre debería tener. Era inhumano, desgarrador, que no se me permitiera verlo. Era una crueldad intolerable, una negación de lo más básico, de lo más humano.— Eres una zorra, Alicia. Me has decepcionado profundamente. Jamás verás a ese niño, ya lo hemos enviado a un orfanato. — Dijo mi padre con voz llena de desprecio.— ¡No! ¡Yo quiero quedarme con mi bebé! ¡Es mi derecho! — Exclamé con desesperación y firmeza.— No tienes derecho a nada. Eres una zorra y por tu culpa, el señor Chrysler ha arruinado mi vida. A partir de ahora, estás sola, Alicia. Ni tu hermano ni yo deseamos verte. Estás muerta para nosotros. — Sentenció con frialdad, cortando todo lazo conmigo.Cuando mi padre se marchó, una ola de desesperación inundó por completo mi ser. Las lágrimas y los gritos brotaban sin control alguno. El dolor de la separación se entrelazaba con la angustia de no saber el paradero de mi pequeño bebé, sumiéndome en una crisis profunda. Los médicos, ante mi estado de agitación y desesperación, optaron por sedarme para calmar mi angustia.Sin embargo, yo me resistía al sueño. No quería perder ni un segundo más sin buscar a mi hijo. Mi única urgencia era seguir a mi padre, rogarle que me revelara dónde estaba mi bebé. ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Cómo podía negarme la ubicación de mi hijo?Era inconcebible, inhumano. Mi corazón y mi mente clamaban desesperadamente por una respuesta, por una solución que devolviera a mi bebé a mis brazos.Hace más de un año que Alicia había empezado a conocer a Harry. Al principio, todo comenzó como una farsa. Ambos necesitaban fingir una relación. A medida que el tiempo pasaba, la fachada que habían construido empezó a desdibujarse. Lo que inicialmente era un acuerdo práctico se transformó lentamente en algo más profundo y genuino. Harry, siempre encantador y persistente, le había propuesto en varias ocasiones llevar su relación al siguiente nivel, pero Alicia siempre había sido reticente. Sus dudas no tenían que ver con la falta de sentimientos, sino con un temor latente a cruzar una línea de la que no habría vuelta atrás.Todo cambió una cálida noche de verano. Estaban en la casa de Harry, disfrutando de la tranquilidad que ofrecía su jardín. La piscina, con sus aguas cristalinas reflejando las estrellas, se convirtió en el escenario de un momento decisivo. Harry y Alicia se sentaron en la orilla, sus pies jugueteando en el agua. En un momento de silencio, sus miradas se encontrar
Hace más de media hora que Harry ha estado intentando hablar con Oscar, ya que no desea perder a su mejor amigo por una mujer. Tal vez debió contenerse con Alicia, pero esa maldita mujer lo enloquece. Lo enciende con una sola mirada.— No exageres, es solo una mujer — pronuncia Harry, intentando explicarse.Oscar lo mira con desconfianza.— Me hubieras dicho que te gustaba. Eres un mentiroso.— No me gusta — afirma Harry, tratando de defenderse.Oscar se ríe burlonamente.— Se notaba por cómo le comías la boca. ¿Ya se acostaron?— No, es solo parte de mi plan para vengarme de Máximo. Su punto débil es su hermanita.Oscar frunce el ceño.— Eso no cambia nada.— Nos conocemos desde niños, no vamos a pelear por ella, Oscar.— Esta vez te la paso, pero la próxima me las pagarás.— Entendido. Y necesito tu ayuda.— ¿Para qué? — pregunta.— Para tenerla. En cuanto la tenga a mis pies, la dejaré.— ¿Y si tu plan se vuelve en tu contra?— Claro que no — responde Harry con confianza.Horas más
Alicia abrió lentamente los ojos, sumida en la confusión. Al despertar, se dio cuenta de que estaba en una situación inusual. Harry, con sus brazos fuertes, la rodeaba por la cintura, y en lugar de su ropa habitual, llevaba puesta una de las camisas de él.A medida que su mente luchaba por despejar los vagos recuerdos de la noche anterior, Alicia intentó moverse, pero Harry ejercía una presión firme sobre su cintura. Una suave corriente de aire acariciaba su cuello, y pudo sentir la respiración cálida de Harry en su piel, lo que la hizo sentir una mezcla de emociones y preguntas sin respuesta.—¿que paso anoche?— Pregunta ella en un bostezo—No es evidente — Responde él en una risa— Tuvimos sexo, cogimos o hicimos el amor como lo quieras llamar. No estuvo tan mal.—Eres un mentiroso — Ella se levanto de la cama molesta— Estás enfermo, pero creo que no llegas a los límites de violarme porque yo me quedé dormida y te recuerdo que soy menor de edad.Él ríe fuerte — Mientras me besabas y
Alicia se encontraba en un estado de nerviosismo extremo, con una profunda desconfianza hacia Harry, pero finalmente, decidió seguir sus instrucciones y meterse en la cajuela del automóvil del chofer de Harry.Más de una hora había transcurrido desde que tomó esa decisión, y la ansiedad de Alicia crecía con cada minuto que pasaba. Temía que Harry la hubiera olvidado o que, peor aún, nunca la liberaría. En su mente, se había aliado con el mismísimo Lucifer, entregándose a un destino incierto y aterrador.Luchaba para respirar adentro del vehículo. — Gracias por ayudarme, ¿y papá? — Le pregunta Harry al chófer.— Está de viaje de negocios, joven.— Quiero estar solo en casa.— ¿Qué planeas, Harry? — Le pregunta Alberto, quien prácticamente lo vio crecer y conoce a Harry en profundidad.— Solo quiero privacidad.— Está bien. Vendré mañana por ti para llevarte de vuelta al internado.— Sí, gracias.Harry se tomó unos minutos antes de dirigirse hacia su coche y abrir el maletero. Mientras
Alicia se encontraba desconcertada en su habitación. La noche anterior, había decidido investigar la habitación de su hermano, y para su sorpresa, ni él ni Martín estaban presentes. Eso ya le había inquietado, pero lo que la había dejado aún más perpleja era que había notado que Carolina, su amiga cercana, también se escapaba durante las noches. La incertidumbre y las preguntas empezaban a acumularse en su mente mientras intentaba comprender lo que estaba sucediendo en su entorno familiar y social.Además de su desconcierto, ella no dejaba de temblar al recordar las manos de Harry Chrysler sobre su cuerpo. Nunca antes le había permitido a ningún hombre tocarla, y no entendía por qué se había estremecido de esa manera con él. Sus pensamientos se entrelazaban con la confusión y la atracción que sentía, creando una tormenta emocional en su interior.—¿Donde dormiste?— Pregunta Alicia— En mi habitación mamá — Responde Max con una sonrisa burlona — De verdad ¿Te estás acostando con algui
Alicia dedicó especial atención a su maquillaje, resaltando sus rasgos de manera elegante. Se vistió con su uniforme de manera impecable, destacando su belleza natural. Perfumó delicadamente su piel para dejar una impresión aún más agradable. Decidió subir un poco su falda, añadiendo un toque de coquetería a su apariencia antes de dirigirse al entrenamiento para encontrarse con Martín. Además, preparó con cariño una bandeja con alimentos para disfrutar juntos un almuerzo especial.— ¿Qué haces aquí, Ally? — Inquiere él mientras jala su brazo y la guía hacia un lugar lejano para que nadie los vea.— ¿Me ayudas con matemáticas? — Pide ella — Y a cambio te invito a almorzar.— Eres un genio en esa rama, Alicia.— Pero tú no. — Responde ella.— Entonces yo tendría que pedírtelo. — Ríe él.— Pero nunca lo harás.— ¿Seguimos hablando de matemáticas?Sin preguntar, Alicia une sus labios a los de él en un beso suave y lento. Sin embargo, él no le responde. Harry, quien se encontraba a unos ce
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