Capítulo 2: Conociendo mi nueva vida

Siguiendo su orden lo hago mientras la sigo atentamente con mis ojos tratando de prveeer sus movimientos, cosa que me resulta imposible gracias a que no demuestra mucho y realmente no sé qué es lo que va a hacer. Con lentitud se hace a mi espalda subiéndose en la cama y con cuidado empieza a revolver mi cabello negro y rizado que cae como una cascada briosa por mi espalda, se toma un buen tiempo mientras con sus manos se van paseando por mi cabeza; en primera instancia no comprendo que hace, cual es el objetivo de esto pero, de repente, una idea de lo que puede ser me ataca haciendo que empuñe mis manos con indignación pues lo que está haciendo no es más que buscar cualquier tipo de insectos que pueda resguardar, con dolor y rabia bajo mi vista ante este trato tan descortés que me hace sentir como una animal que es preparado para convivir con su amo. Al no encontrar nada en mi cabello se levanta para pararse frente de mí y con delicadeza alzar mi rostro para dejarlo alto y a su vista, sus manos se mueve y abren mis ojos examinándolos, luego me hacen abrir la boca mientras sus ojos ven a detalla mis dientes, mi lengua y paladar; al pasar también esa revisión la doctora se separa de mí y me detalla un momento.

— Quítate la ropa — aquella orden sigue dándole animo a mi indignación mientras mi mente divaga sobre cuáles son las razones para pedirme tal cosa, si bien, las brujas no le tememos a la desnudes, tampoco vamos por el mundo mostrando nuestro cuerpo.

Por un momento me asaltan las ganas de rechazar su orden y sublevarme ante ella pero mi realidad nuevamente me encadena, ya no soy libre, ya no pertenezco a ningún aquelarre, no soy más que una simple bruja condenada por su estirpe a ser una concubina del rey alfa por ser considerada una criminal, sabiendo que aquel castigo es atroz considerando nuestras costumbre y nuestros caracteres. No somos seres dóciles, por algo pertenecemos a los oscuros, dentro nuestro habita por igual luz y oscuridad, somos la fuerza de la naturaleza por lo tanto se nos conoce como indomables y poderosas. Pero todo eso no importa, aquí tendré que aprender a ser dócil y complaciente, a tener un carácter sumiso una personalidad encantadora, de lo contrario, el confín de la tierra será mi próximo destino después de una muerte tortuosa y despiadada. Sabiendo esto tomo una profunda respiración tratando de calmar lo que soy y procedo a levantarme mientras me quito la ropa, al quedar totalmente desnuda la doctora se acerca y examina toda mi piel con sumo cuidado, luego revisa mis manos y mis pies.

— Siéntate — vuelve a ordenar.

Sin pensarlo mucho para no alterarme más obedezco mientras trato de resignarme a esto, a la perdida de mi libertad y de mi valor. Ojala alguien me hubiera avisado, ojala alguien hubiese predicho mi futuro, así me habría preparado para soportar de la mejor manera todo esto.

— ¿Qué hace? — grito empujando la mujer que se había arrodillado frente a mi mientras mi mente divagaba. Sus manos han tocado mis partes íntimas sin mi consentimiento y eso es algo que no puedo tolerar.

— Debo examinarla también ahí, usted va a estar en la cama de rey y es importante prevenir cualquier tipo de amenaza contra la integridad de él. — Eso me sigue ofendiendo generando una inmensas ganas de gritar y de golpear a esta mujer loba que parece no importarle mi molestia pues se vuelva a acerca a mis intimidades, pero cuando la voy a alejar vuelvo a hacer uso de mi auto control y permito que me manosee mientras sus manos indagan y sus ojos juzgan. Una lagrima traicionera se desliza por mi rostro suavemente pero la retiro con rabia en un rápido movimiento de mi mano derecha, lo que siento en este momento jamás lo he sentido y mira que he pasado por mucho, este sentimiento de insignificancia que me hacen sentir hieren directamente a mi orgullo.

— Esta usted en muy buenas condiciones, vístase, pronto vendrá Bolgoña y la llevará a los baños. — Sin más toma nuevamente su bolso y sale de la habitación dejándome hundida en mi miseria. Con pesadez me levanto y coloco sobre mi cuerpo la ropa dejando entre ver mi nulo ánimo, vuelvo a sentarme sobre la cama mientras reúno todo mi valor para seguir aguantando todo esto; pronto vuelvo a escuchar pasos y veo aparecer a Bolgoña, la sirvienta.

— ¡Rápido! — me toma del brazo y tira de él sacándome apresuradamente de la habitación conduciéndome al otro lado de las escaleras donde hay más pasillos y numerosas puertas. — El alfa quiere una pequeña fiesta con todas sus concubinas, la gran ex reina estará presente así que debo ponerte lo más presentable posible, además hay mucho que debes aprender antes de entrar al salón de las reuniones.

Después de haber pasado por largos pasillos girando en direcciones que me hicieron perder mi norte, llegamos a unas pequeñas escaleras que conducen a un salón de baño, donde hay pequeños cubículos donde supongo debemos bañarnos, allí se encuentras algunas mujer en vestidos considerados ropa interior, estas al verme se levantan y empiezan a moverse por todo el lugar alistando cosas.

— Ella es una concubina de nuevo ingreso, báñenla bien.

— Yo puedo bañarme sola — murmuro tratando de controlar mi voz que sale fría y dura.

— ¡Cállate y no me hables en ese tono! — Tras su grito una de las mujeres se acerca a mí y con sumo cuidado quita mi ropa, otra empieza a mojarme con agua y la otra trae consigo jabones con dulces olores silvestres con los que lava mi cuerpo, luego pasar a mi cabello mientras que yo con los ojos cerrados me dejo hacer sin tener ni siquiera voz ni voto en una simple acción simple como lo es el bañarse.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo