—¡Gisela! — exclamó Leticia, sin esperar la llegada de Gisela—. ¿Estás bien? ¿Te duele?
—¡Tonterías! ¡Recibe esto y sabrás si duele! —respondió Gisela, levantándose con ayuda.
Fue un poco caótica debido a su presencia.
—Oye, ¿de dónde has salido? ¿No sabes que estamos actuando? —la mujer con el látigo se volvió hacia Gisela, con disgusto—. ¿Estás ciega? Qué maleducada.
—Soy su hermana mayor —Gisela frunció el ceño, ¿las actrices siempre eran tan orgullosas¿
Sin embargo, le dijo con calma a la mujer:
—Nunca he actuado antes, pero sé que existen otras formas para que sea más real una actuación, ¿sabes cuánto le duele cuando le golpeas con un látigo a mi hermana?
—No fue mi idea —se defendió la mujer—. Leticia pidió que la golpeara de verdad para que quedara real. Confirma lo que digo con ella.
Gisela giró inmediatamente la cabeza hacia Leticia y la miró como a una tonta.
—Me guardaba rencor porque salía mejor que ella, y yo quería calmarla con que me golpea con látigo, o no voy a pasar b