El despertar de la Bella durmiente
Capitulo 13
Te enamoraste ¿no? p3
La señorita Vannah sale cerrando la puerta y yo intento volver a mi lectura, pero en mi mente resuenan sus palabras.
Pensé que sería bueno dejarla descansar este fin de semana y desconectarla...
¿Será que eso es lo mejor para ella? ¿Será que yo busco la manera de mantenerla viva porque no quiero perder a alguien más? Es que yo la miro todos los días y sé que por fuera está bien, su cuerpo ha tomado más forma y gracias a las enseñanzas de Sole, la fisioterapeuta, ya sé como hacer los ejercicios, esos que repetiré una vez que termine este capítulo.
-Ah...- expulso el aire que no sabía que tenía retenido en mis pulmones y abro nuevamente el libro donde estaba, ahora no me voy ni aunque me intenten sacar con seguridad.
- "¡Dime que podré borrar la inscripción de esta losa!". Dice Evenezer, implorando al fantasma de las navidades futuras- y sonrío con una mueca que no llega más allá de eso, es solo una simple mueca. tratando de infundirme ánimos...
La miro fijamente y no sé por qué, pero me nace hablarle y decirle tantas cosas. Siento que a cada segundo que pasa la estooy perdiendo... La guerra contra esto, sí, a eso me refiero...
-Como desearía que te pasara lo mismo que a Evenezer y mañana verte despierta y comenzando una nueva vida junto a tu hermana- vuelvo a dejar el libro en la mesa al costado de la cama y me apoyo en ella para tomar su brazo y comenzar a hacer los masajes que me enseñó Sole,. Es que no sabía qué más hacer, si leía me volvía loco, si pensaba, lo mismo, hasta en este momento, siento que voy a enloquecer...
-Señorita Daria, sería bonito que en tu despertar pudiera estar presente y que reconocieras mi voz, eso sería épico y no es por ser soberbio, pero varias chicas dice que tengo voz de barítono-vuelvo a reirme sin gracia y acaricio sus brazos, mientras deslizo el aceite corporal.
Daria, despierta, mi bella durmiente...
Una lágrima loca bajó por mi mejilla y ahí me di cuenta de la realidad. Una que estaba más que clara para cualquiera, menos para mí y esa era que me había enamorado de la chica que estaba en esta cama, una que ni siquiera conozco, a la que jamás he escuchado hablar o me ha regado una mirada. Estaba enamorado de Daria Lewis y no había vuelta atrás.
Coloqué mi cabeza sobre su brazo y aferré mi mano a la suya, con mi pulgar hacía suaves círculos en su palma y me enfocaba en que me sintiera, quería que no solo me escuchara.
-Sé que soy egoísta en querer algo que ya parece un imposible, pero en pedir no hay engaño ¿Qué querrías tú, Daria? ¿te gustaría despertar para conocerme y quizás, solo quizás salir en una cita? Son un buen hombre, gano bastante bien y me llevo mejor con tu hermana, ese puede ser un buen punto ¿no?
Respiré hondo y besé el dorso de su mano, me incorporé y me quedé mirándola por un rato, esperando una reacción, algún indicio, pero nada y tomé una decisión...
-Será mejor dejarte descansar y preparar mis cosas, perdóname si no puedo acompañarte en tu último viaje, pero no puedo, de verdad que no puedo.
Salí por esa puerta con el corazón en las manos y un dolor inmenso, pero era lo correcto, su hermana ya había decidido por ella y yo no era nadie en esa ecuación.
Al pasar por la capilla del hospital veo la puerta abierta y me decido a entrar.
-A veces es bueno conversar con alguien que solo nos escucha.
-Jefe ¿Qué hace aquí? ¿Está enfermo? Que digo, Soy un estúpido. Me imagino que viene a ver a Melanie ¿no?
-Sí, pero no la encontré en su habitación, más bien dicho la vi entrando a la de Adrien- dios santo a la princesa la habían descubierto-, pero tú calladito, déjala que solucione sus dramas con ese chico, espero que no lo mate antes de que él le pida perdón.
-Ay jefe, dudo que lo mate, más bien- me cubrí la boca asegurándome de no cagarla, pero el jefe no aguanta y se ríe como un desquisiado-. Jefe, baje el volumen que estamos en la casa del señor.
-¿Y tu crees que a él le molesta la alegría de la vida? A propósito ¿Qué haces aquí a esta hora?
-Bueno... Yo...
-Blue y Val ya me lo dijeron, tranquilo. Tu secreto está bien resguardado por nosotros- de tal palo, tal astilla.
-La señorita Vannah ya lo sabe, jefe y me ha dado una noticia un tanto... dura.
-Se decidió- afirma más que pregunta y yo asiento.
-Así es y de verdad juro que la entiendo, pero es doloroso, no me quiero imaginar como lo está pasando la señorita Vannah si yo que soy un desconocido siento que se me desgara el alma.
Ella quiere hacer todo lo mejor por su hermana y hasta si a mí me pasara lo mismo que a ella pediría que hicieran lo mismo.
-¿Qué te parece si oramos por las hermanas Lewis y después me acompañas a buscar a esa chiquilla loca que sigue blanqueando mi sien?
-Acepto.
Digo colocándome de rodillas, junto a mi jefe, uno mis manos en forma de oración y elevo una plegaria.
"Diosito, si está en tu voluntad llevártela a tu lado no soy quién para negártelo, pero si existe una pequeña oportunidad de que ella vuelva para que por una vez pueda ser feliz, te lo ruego. Regrésala a nosotros "
En eso, escuchamos que hay cierto revuelo en el pasillo del piso, nos miramos con el jefe y salimos preocupados, quizás era Melanie que había hecho algo para terminar con el suplicio de ese chico que siempre la ha mirado con ojos de borrego, pero cuando vamos fijándonos al lugar donde entran un dolor se instaló en mi pecho. Solo corrí, quería saber que pasaba y cuando
entré me quedé boquiabierto.
-Daria...