Ximena estaba un poco preocupada por su amiga mientras la veía, apresurada, acomodar sus cosas en su maleta de calidad. Nunca le había preguntado exactamente por su origen aunque sabía perfectamente lo que habías ido a hacer a los Estados Unidos, sabía que a Lucía no le gustaba mucho hablar de su familia. Y hablando de familias,. su hijo, el de Ximena, estaba en la mesa con un juguete nuevo, ajeno a lo que realmente pasaba a su alrededor, afortunadamente. Su hijo se había encariñado con Lula y seguramente la extrañaría cuando ya no estuviera allí con ellos. — Sé que te sientes acorralada ¿pero estás segura de esto? — le preguntó la escultural mujer, estaba cruzada de brazos y apoyada sobre una pared mientras la observaba con el ceño fruncido, claramente preocupada. La brasileña, la miró un instante. Se la notaba contrariada mientras doblaba sus cosas apurada. Por unos breves instantes no pronunció ni una palabra excepto una en su idioma natal que Ximena no entendió. Pero estaba segura