Capítulo 7. Perro
La primera luz de la mañana se colaba tímidamente por las ventanas de la casa de Megan y Steven. Era una casa hermosa, con amplios espacios y una vista impresionante del lago que se extendía frente a ella. Megan entró por la puerta principal con cautela, tratando de no hacer ruido. La noche anterior había sido larga, y no quería despertar a su marido. Sin embargo, lo encontró durmiendo en el sofá de la sala de estar, aún vestido con su ropa formal de trabajo, con una expresión de preocupación en el rostro, incluso dormido se le notaba su ceño fruncido. Steven se despertó al escuchar los pasos de su hasta entonces mujer y la siguió con la mirada mientras ella caminaba por la casa, aparentemente ignorándolo por completo. Finalmente, no pudo contenerse más, se levantó para ir tras ella y le preguntó con un tono de voz ansioso: — ¿Dónde has estado, Megan? He estado tratando de llamarte toda la noche, ¡estaba preocupado! NO RESPONDÍAS EL PUTO TELÉFONO — espetó ya para ese momento, furioso.