Al día siguiente, el sol se filtraba por las ventanas, llenando la casa de una cálida luz matinal. Lula despertó sintiendo una mezcla de paz y satisfacción profundas. Sin embargo, esa tranquilidad pronto se vería interrumpida. Brad había salido temprano esa mañana para atender algunos asuntos, dejándola sola en la casa. Lula decidió levantarse y empezar el día, aún con su entrepierna acalorada por la noche anterior. Sin embargo, estaba pensando que quería hacer algo especial para él, así que se dirigió a la cocina para preparar un desayuno completo y cavilar acerca de qué podría ser. Pero mientras batía los huevos y preparaba el café, sintió una extraña inquietud en el aire, como si algo estuviera a punto de suceder. De repente, escuchó el sonido de una puerta abriéndose y pasos firmes acercándose. Lula se volvió y vio a una mujer que se adentraba en la cocina. La desconocida era alta, esbelta y con una presencia impresionante como una estrella de TV. Su cabello rubio y perfectamente