Capítulo 18. Comida

Diez años antes

Steven había llevado comida para alimentar a su provisional muñeca de plástico humana, la hermosa y jovencita rubia Sasha. La despertó para comer, ella abrió los ojos despacio. Había perdido la noción del tiempo y lugar. Lo miró extrañada, cuando él le mostró la bandeja. — No queremos que te desmayes en una situación comprometida — respondió él con una sonrisa sardónica que hizo hervir la sangre de Sasha. BASTARDO. Pensó la muchacha, que parpadeó varias veces, tratando de acostumbrarse a la luz artificial que inundaba la habitación. Los recuerdos le llegaron de golpe, recordando vagamente cómo había llegado allí y la razón por la que él la había despertado. Su cuerpo se estremeció por la mezcla de sensibilidad y dolor. Movió sus extremidades, él la había soltado. Aunque seguía sintiéndose desorientada, Sasha recordó que la última vez le había suplicado que la tomase, y él lo hizo, tal y como quería. Sus mejillas enrojecieron de vergüenza. Durante semanas, los abogados
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