18. SEAN
Sean la recibió en persona y, si ella creía que el lugar donde estaba antes era lujoso, este no se le comparaba. La casa tenía estilo en un sentido que denotaba que quien vivía ahí era una persona a la que nunca le faltó nada. Se notaba que era un sitio donde vivían ricos con pedigree.
Él la esperaba en la puerta y ella volvió a notar su atractivo. Aunque claro, nada se le comparaba a Niko. Incluso a pesar de sus actuales circunstancias, Nikolai le seguía pareciendo un hombre increíblemente apuesto.
Ella se bajó del auto que la había llevado hasta allí y se sentía insegura.
El hombre, extrañamente, también parecía inseguro, aunque su sonrisa era sincera y cálida.
Ella se acercó lento, con sus manos en los bolsillos y su cabeza gacha. Había llorado, así que tenía los ojos rojos y las mejillas mojadas.
—Querida... —dijo Sean y la tomó de los hombros con fuerza—. Puedes quedarte aquí todo lo que necesites.
—Yo, de verdad no sé qué hago aquí —admitió ella, comenzó a llorar y Sean la abraz