Desperté agotada, pero feliz, me sentía en una nube de la que no quería que me bajaran. Me preparó el desayuno y me lo llevó a la cama.
—Gracias —dije dedicándole una media sonrisa entre avergonzada y feliz.
—A tus órdenes.
—¿Hoy es el evento?
—Sí, imagino que ya tienes la ropa que usarás.
—Sí, ya tengo todo preparado.
Estaba emocionada y a la vez nerviosa, nunca había ido a una fiesta normal, menos a una tan elegante e importante, confiaba en Romeo, sabía que me apoyaría y todos mis miedos desaparecieron, dije que tenía que vivir la experiencia sin miedos y temores.
Llamamos a los niños y conversamos con ellos, después me di una ducha mientras él atendía muchas llamadas telefónicas, me puse algo sencillo y bajé las amplias escaleras, vi que comenzaban a llegar los empleados, los saludé y me senté en el sofá sin saber muy bien que hacer, él me vio y me sonrió de medio lado, se acercó, besó mi mejilla.
—¿Quieres dar un paseo?
Asentí, él continuó hablando por teléfono, se alejó un poco