ETHAN
—¡Mamá!— se escuchó fuera de la habitación pasados unos minutos de que la princesa se retirara con muestras de la sangre de Zafiro y me preocupé al verla entrar en la habitación con la respiración agitada y llamando a su madre a gritos.
La situación con Zafiro era delicada debido al tiempo que llevaba con altas temperaturas tomando en cuenta que su temperatura corporal habitual variaba entre los 10 y los 15 grados. Su cuerpo no estaba acostumbrado al calor y, según lo que había comentado Rubí, su temperatura más alta había sido de 20 grados y fue durante su primer celo que le provocó un golpe de calor que la dejó inhabilitada por casi cuatro días.
—Es el virus...— jadeó debido a la falta de respiración pero esas dos pequeñas palabras nos alteraron a todos.— Marquenla— nos ordenó caminando hacia su hermana para quitar las toallas frías con las que intentábamos bajarle la fiebre.— ¡Ahora!.
—¿Qué sucede, Rubí?— cuestionó la reina al ver el comportamiento errático de su hija y hecho