Capítulo cincuenta y tres.
Eva se sorprendió al escucharla — Anna ¿Estás segura de esto? no tomes una decisión tan a la ligera, piensa bien las cosas.
— sabes bien, que siempre quise irme, pero no pude hacerlo debido a mi padre. Ahora ya no esta y no me lo puede impedir, a demas él me escribio una carta y me dijo que persiguiera mis sueños, entonces eso haré, ya no llorare mas. Agustin no merece mis lagrimas, de algo estoy segura se arrepentirá de todas sus palabras.
— si ya lo decidiste, solo puedo apoyarte Javier llegara en un rato, y podrás hablar con él.
— Esta bien, ahora me darías permiso de dormirme un rato.
— claro, ve a descansar un poco, lo necesitas.
Anna se fue a la habitación a dormir quería pensar, en que todo lo sucedido era solo un sueño, pero por desgracia no era así.
Javier llego a casa de Eva y como Anna aun seguía dormida ella le comento todo lo que habían hablado,
Javier se molesto mucho, su amigo lejos de ayudar a su mujer a investigar la verdad, la heria con sus palabras, si bien An