Capítulo noventa y siete.
Después de poner a los bebés a dormir Max y yo también lo hacemos, pero yo no puedo hacerlo así que él se sienta y me hala hacia él.
- mi amor, desde que regresaste te noto intranquila.
- Hmm... Es qué no puedo creer, lo que hizo esa mujer ¿cómo es posible que haya tanta maldad en una persona? - el me abraza, y yo estando entre sus brazos comienzo a llorar - como es posible que, haya hecho eso y me quitara a mi padre y a mi nana los dos seres que más me querían en este mundo.
- No digas eso mi amor, sabes que hay muchas personas que te quieren y yo te amo, y siempre estaré contigo hasta en los peores momentos, porque para mí, tú y mis hijos son mi vida.
- lo sé mi amor, y gracias por estar a mi lado en estos momento, te amo mi amor.
- y yo a ti, mi vida.
Necesitaba desahogarme, para poder dormir, y estar entre sus brazos hace que lo logre y duerma mucho mejor.
Al día siguiente, nos levantamos y hacemos la misma rutina de siempre, los pequeños dan guerra desde temprano, son unos c