Era muy difícil.
¿_ puedo apagar la luz? Pregunto él.
_ Si, por supuesto! Dije yo.
Se volvió, y durante un rato los dos nos quedamos en la oscuridad, escuchando nuestra respiración. Pero yo tenía un problema. Estaba acostumbrada a dormir desnuda y empezaba a sentir Un calor insoportable. En cuanto a los motivos los dejó en la imaginación.
Al parecer a Fernando le sucedía lo mismo, porque unos minutos más tarde se levantó de la cama y se metió a la ducha y se tomó un baño frío. En el momento que oí correr la ducha me imaginé el agua estaba fría, una sonrisa sin par se dibujó en mi rostro y me quedé plácidamente dormida.
Al despertar al día siguiente, me encontré su magnífico rostro a un centímetro del mío. Me incorporé y observé gustosa la estupenda vista de su rostro desnudo. Él abrió los ojos casi de inmediato.
_¡Buenos días! ¿Dijo él_ sentó haberme quitado el pijama, yo...?
_ Buenos días!, gritó una voz afilada, desde afuera del camarote.
_ Oh, no, es Betty!, dije con desesp