_ De acuerdo _ Dejo la revista de un lado y vio la silueta de Fernando contra la ventana, delineada por las luces de la ciudad y de la luna.
_ ¿estás cansada? - pregunto él sin meterse en la cama. _ Ha sido un día ajetreado.
_ ¿Y tu?
Fernando sonrió con suavidad.
_ No demasiado como para hacerte el amor.
Alzo la mano para acariciarle la mejilla.
_ Pero tu pareces tensa.
_ Un poco _ Admitió Sheila.
_ Si quieres esperar... _ Fernando deslizo la mano un hombro de Sheila, desde jugueteo con el tiro del camisón. _ Solo tienes que decirlo. Cuando te haga el amor quiero que estés muy despierta y que disfrutes cada segundo.
Tomo la mano de Sheila en la suya y se la llevo a los labios para besarla, pero no en el dorso, sino en la palma. Sheila se estremeció con una corriente de olida que recorrió su espalda haciendo que su estómago y pezones endurezcan.
_ Estoy muy despierta. _ susurro ella.
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