Me estaba ahogando. Sentí el agua dentro de mi nariz, y yo no sabía dónde me hallaba. Justo a tiempo un par de manos me sacaron de allí.
_ Que ha ocurrido? Pregunté entre toses.
_Has debido de quedarte dormida y te has hundido,_ dijo Fernando.
Tosí violentamente y me agarré a él, como quien lo hace a una tabla de salvamento. Estaba desnuda y la camisa de Fernando se había hecho transparente por el contacto con el agua. Sin soltarme, se agachó y quitó el tapón de la bañera para que el agua se fuera.
_ Gracias a Dios que estabas aquí!
_ Casi no me atreví a entrar!
_ He llamado a la puerta y, al ver que no me contestabas, he abierto!.
_¡Sin duda me había dormido! Dije yo _. Un minuto más y..._ me estremecí.
_ Salgamos de aquí!
Me sacó del baño y me envolvió en una toalla.
_Sara te ha enviado su ropa, dijo él_. Te la traeré!.
Un momento después apareció con una bolsa que dejó en el suelo.
Nada más abrirla supe que aquella no podía hacer la ropa de Sara, sino de su criada. Habí