La purga del Protocolo de Latencia Cero había sido un acto de redención y cierre, Kael había regresado a El Silencio con su Espejo Emocional templado en fuego, su 10 de convicción no era ya un logro, sino la base inquebrantable de su existencia, la certeza de que el mayor peligro había sido neutralizado permitió a la familia retomar el Plan Quinquenal de Modulación con una fe renovada, el primer año, el Año del Anclaje, había concluido con éxito, Lysander, con seis meses de vida, era un faro de verdad incondicional.
Ahora, se enfrentaban al Año de la Inmunización Sensorial, la segunda fase del plan, que exigía el primer contacto controlado con el caos externo, el objetivo ya no era proteger a Lysander de la mentira existencial (el plan de sabotaje de su abuelo), sino enseñarle a coexistir con la mentira cotidiana, el ruido bajo, esa simulación social que la humanidad usa para funcionar sin derrumbarse, la mentira de cortesía, el eufemismo trivial, la exageración inocua, Lysander debía