Noah me gritaba cosas por encima del hombro mientras los demás me miraban persiguiéndole. Ninguno parecía inmutarse. En las últimas semanas, Noah y yo nos hemos hecho muy amigos.
Después de la pelea de Halloween, Noah y yo nos fuimos acercando. Si Alex estaba trabajando, Noah venía a la librería a pasar el rato, o yo iba a su casa. Con Olivia poniendo excusas de estar ocupada yo pasaba más tiempo con Noah. Y la verdad es que era divertido estar con él.
Había algo en él que te hacía querer estar a su lado. También estaba dispuesto a todo. Ya fuera retándome a un torneo de futbolín, que acabó con Alex sacándome de la partida cinco horas después. O inventar alguna broma contra los demás.
Después de perseguir a Noah durante un minuto tuve que parar y recuperar el aliento. Estúpido idiota estando en forma.
—¿Estás bien ahí? — No tuve que levantar la vista para saber que Alex tenía una sonrisa de satisfacción en la cara.
Refunfuñé.
—No puedes tocar esto—. alardeó Noah acercándose a mí. Al v