—Deberías haberme llamado—. Fue lo primero que salió de la boca de Olivia cuando la vi a la mañana siguiente.
—Liv.
—Me has hecho preocuparme todo el día. Gracias a Dios que Alex estaba allí para cuidarte, aunque no sea de ninguna ayuda—. Olivia me negó con la cabeza. —Así que la próxima vez me mandas un mensaje a primera hora, ¿entendido?
—Entendido—. Asentí, con los labios crispados.
Hoy había vuelto a clase sintiéndome mucho mejor que ayer. Todavía tenía la nariz un poco tapada y me sentía cansada, pero no quería perder más días.
—Me alegro de que te encuentres mejor. Asegúrate de seguir bebiendo mucho hoy y no te excedas—. La enfermera que Liv llevaba dentro salió a