Capitulo 42

El aire matutino del pasillo era fresco y gris. Sandra cerró la puerta de su apartamento con las llaves en la mano. No miró atrás. Bajó las escaleras sin prisa. Llamó al primer taxi que vio desde la acera. El chofer, un hombre de mediana edad con voz ronca y mirada amable, le preguntó:

—¿A dónde, señorita? —Sandra dio una última mirada al lugar y con pena respondio.

—Al aeropuerto privado, hangar 6. —contestó recordando las palabras de Haifa cuando lo llamó para contarle su decision.

—¿Viaje importante? —Sandra sonrió débilmente.

—Algo así.

Durante el trayecto, el chofer encendió la radio. En algún momento sonó una canción que hablaba del amor perdido, de promesas rotas. Sandra cerró los ojos, apoyó la cabeza contra la ventana y se dejó llevar por la tristeza. No dijo ni una palabra más.

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Marck despertó con el calor del sol acariciándole la cara. Tardó unos segundos en darse cuenta de dónde estaba: el apartamento de Sandra. La noche anterior volvió en un torbellino a su memoria.
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