— Tiene razón. No es mi problema. Pero conozco a muchos alcohólicos y usted no parece ser uno de ellos.
Me sonrojé al instante, sintiéndome muy apenada.
— Disculpa, no sabía que eras tú.
— No se preocupe. No me ha ofendido — respondió Raven con una sonrisa tranquilizadora.
— Raven, colega, te he llamado hace como media hora — dijo Volker al mirarlo — Te tengo un encargo, échale un ojo a mi amiga Sunny y no la dejes hacer locuras, ¿de acuerdo?
— De acuerdo — respondió Raven.
Yo los miraba a ambos, sintiéndome extraña por el hecho de que me trataran como si fuéramos amigos de toda la vida. O al menos Volker lo hacía.
— ¿Quiere cantar algo? — me preguntó Raven.
— No creo que mi memoria esté en su mejor estado — respondí, consciente de los efectos del alcohol en mi capacidad de recordar las letras de las canciones.
— Entonces dejemos esto aquí — añadió, tomando mi trago y apartándolo de mí — y subamos ambos a cantar a dueto.
— No lo sé. No vine con ánimos de cantar — respondí, dudando de