La recepcionista colgó el teléfono y le dijo a Gabriela: —El señor Lozano no la recibirá, lo siento, por favor váyase.
Gabriela no podía creerlo: —¿Qué dijiste?
¿Rodrigo no la vería?
¿Había hecho algo en la empresa que no debería ser visto o sabido por ella?
Sacó su teléfono móvil del bolso y llamó directamente a su número.
El teléfono sonó, pero nadie respondió.
Ella frunció el ceño.
Ding——
El sonido de las puertas del elevador abriéndose resonó, acompañado por el timbre del teléfono.
Levantó la vista.
Vio una figura erguida salir del elevador.
Rodrigo llevaba una camisa, con el cuello ligeramente abierto, y pantalones elegantes que envolvían sus largas y rectas piernas.
No estaba meticulosamente vestido con un traje formal.
Gabriela lo miró. Así que esto era como se veía él en la oficina.
Esta imagen lo hacía parecer más relajado y accesible.
La recepcionista miró el teléfono sonando en la mano de Rodrigo y luego miró a Gabriela.
Pensó: 《 ¿Podría ser ella la novia con la que Rodrigo