El hombre alto y delgado fue derribado al suelo.
Miró al hombre que lo había derribado y preguntó: —¿Quién eres?
El que se acercó era el conductor, quien protegió a Gabriela: —Señora, váyase rápido.
Era el chofer de Gabriela y también un guardaespaldas designado por Rodrigo.
Aparte de llevar a Gabriela de ida y vuelta al trabajo, también se encargaba de su seguridad.
Gabriela insistió: —¡Saca a Estela de allí!
—Entendido —dijo el conductor.
El hombre alto y delgado, frustrado por haber sido derribado, fue a por más personas. Era la primera vez que lo derrotaban frente a sus subordinados, y estaba sintiendo mucha vergüenza.
Enfurecido, ordenó: —¡Todos, derríbenlo!
Varios subordinados se quedaron atrás con dos de ellos sujetando a Estela, mientras que los demás se unieron al enfrentamiento.
El conductor luchó contra ellos.
Aunque el conductor era hábil, se encontraba en desventaja numérica y pronto quedó atrapado, incapaz de liberarse.
Aprovechando un breve respiro, Gabriela llamó a Feli