Capítulo 59
Ha llegado a esto punto, y sigue siendo un sofisma.

Las comisuras de los labios de Rodrigo se curvaron fríamente, esta mujer, ser tan poco razonable.

Si no fuera porque ella le había salvado la vida aquella noche, ¡le habría hecho la vida imposible!

¡Cómo se atreve a intentar engañarle con esas cosas!

"¡Inmaculada, te dejaré ir esta vez, pero no volveré a verte, y no te perdonaré si lo vuelves a hacer!" Rodrigo se levantó y ordenó a su secretario, "Suelta."

"Sí." El secretario la soltó.

"Rodrigo..." Inmaculada se abalanzó sobre él, llorando y rezando, las lágrimas corrían por su cara, "No era mi intención..."

"¡Si me sigues molestando así, te haré imposible permanecer en esta ciudad!" Su voz no era ni demasiado alta ni demasiado baja, pero era inconfundiblemente chocante.

Inmaculada le soltó la mano y se sentó en el suelo con el rostro color ceniza.

Había planeado llegar a la cima fingiendo su embarazo.

Quién sabe, ¡lo enterró todo!

Por no hablar del primer puesto, Rodrigo ahora se dis
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