Capítulo 1025
Siguiendo la dirección a la que Gemio señalaba, Estela miró y sonrió diciendo: —Eres el hijo de tu padre, es posible que en el futuro seas incluso más alto que él.

Gemio, deseando ser muy alto, no pudo evitar sonreír en ese momento.

Estela apresuró a Felipe: —Cualquier cosa que tengas que decir, puedes decirlo durante la cena, después de un vuelo tan largo, necesitan descansar.

Felipe dio una palmada en el hombro de Alfredo: —Entonces no diré nada más, nos vemos más tarde. Por cierto, felicidades, un precioso regalo de niña.

Alfredo respondió: —También debo felicitarte, ganaste una bella dama y además te conectaste con la familia de Rodrigo.

Felipe se quedó sin palabras.

Rodrigo lanzó una mirada a Alfredo.

Se dio la vuelta y se dirigió hacia la casa.

Alfredo se encogió de hombros: —No dije nada malo.

Felipe resopló fríamente: —No dijiste nada malo, pero manchaste mis sentimientos.

Como si estar con Estela fuera solo porque ella estaba relacionada con Rodrigo.

¿Qué pasa con la pureza de
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