Esa noche, cuando Diego llegó a su casa le contó a su esposa todas las novedades que tenía.
-¿Le hablaste de tu hermana?
-Sí, no sé qué piensa ese infeliz.
-Diego, sos un idiota y tu hermana te va a matar, nunca más te voy a contar lo que ella me cuenta.
-Es mi hermana.
-Es una mujer, tiene mi edad, no podés meterte de esa manera en su vida.
-Pero vos me dijiste que estaba mal.
-Nunca te dije lo bien que la pasó con él, ni algún detalle que me dio y olvídate que te vuelva a contar algo y rogá que Karina jamás se entere, porque con la que se va a enojar es conmigo.
-Pero no me gustan los hombres que no se comprometen y él me aclaró que su prioridad son sus hijas.
-Gracias a Dios que si esas chiquitas no tienen madre, el padre las tiene como su prioridad.
-Sí, en eso tenés razón, pero mi hermana...
-Te repito, tu hermana es una mujer y ella ya sabía que él es viudo, lo vio dos veces con sus hijas.
-No me lo dijiste.
-Esos dos días estabas de guardia y olvídate de que te diga algo más.
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